jueves, 13 de enero de 2011

Aceptación... Cáp. 13

Había algo pendiente aún. Aunque no era un problema en realidad si era un inconveniente. Cada que Nicholas me llamaba o lo veía me sentía incomoda, insegura. Incluso por momentos lo evitaba, no contestaba sus llamadas y cuando lo veía antes de que él a mi me daba media vuelta y salia por otra parte. Pero sentía que era una necesidad verlo, como si para seguir viviendo o respirando fuera necesaria su presencia, su voz, sus ojos.

Tomé mi celular y las llaves del auto dispuesta a visitar a Lucas. No me molesté en comunicarle a mi hermana que saldría, al fin y al cabo a ella no le importaba lo que sucediera conmigo. Tan pronto como crucé el umbral de la entrada me arrepentí de haberlo hecho. Nicholas estaba en el porche de la casa con unas gafas y un gorro, mirando hacia la calle. Intenté aprovecharme de eso para regresar al interior pero era demasiado tarde, había escuchado la puerta abriéndose.

- Sophia -saludó. Demonios...
Hola Nicholas.
- Nos has contestado mis llamadas así que preferí venir personalmente a cerciorarme de que te encuentras bien -confesó con una sonrisa. Contrólate.
- Lo sé, es sólo que...
- ¿Tan malo fue? -me cortó. Tenía el ceño fruncido y la mirada un tanto curiosa y otro tanto... triste.
- ¿De qué hablas? -cuestioné mientras cerraba la puerta a mis espaldas.
- Me refiero a lo que pasó en la fiesta, ¿acaso fue tan malo? -aquella espresión que lo hacía ver mucho más adorable no había abandonado su rostro. Respiré frustrada, rendida. No podía seguir escapando, debía ser valiente y afrontar mis problemas. Bajé la mirada. Era demasiado vergonzoso quizá lo que diría a continuación.
- Me siento insegura -confesé con un nudo en la garganta- No me siento bien con lo que está pasando -continué- Nicholas, tú y yo somos de mundos muy diferentes. Tú eres una gran estrella, un chico de dinero, acostumbrado a tantas cosas que ni siquiera puedo imaginar. Vas de un lado a otro y el mundo al que perteneses es tan extraño y dificil. Las personas suelen no ser honestas y pues... -ya era demaciado tarde como para detenerme. Las palabras se me atropellaban y hablaba demaciado rápido- Yo tengo miedo, miedo de que todo esto sea tan sólo una fantasia una ilusión o quizá una mentira yo... yo no estoy segura. Entre nosotros no puede haber nada absolutamente. ¿Qué tal si comienzan a haber problemas? No podría con eso, no, yo no podría con eso.
- ¿Así que crees que yo te podría mentir, engañar o hacer daño? -su voz sonaba dura, tensa.
- Ya mentiste una vez y...
- Y ya quedó claro que no quise dañar a nadie -objetó.
- ¿Y si quizá te das cuenta de que no soy lo suficiente para ti?
- Jamás lo repitas. Eres todo lo que necesito Sophia... -tomó mi barbilla y con delicadeza la levantó- Me haces una mejor persona. Amo que seas tan alegre y que sin necesidad de ser una super estrella, como dices tú, tengas un brillo especial. Me encanta la manera en que haces las cosas, la forma en que caminas, cuando hablas o sonríes. Sophia eres perfecta para mí. Tan real, no como las chicas de "mi mundo" -añadió creando comillas con los dedos. A cada una de sus palabras sentía como si me fuera a desvanecer. Algo dentro de mi, en mi pecho, en el corazón, se estremecía cada que a decía algo- No tienes nada que aparentar y eso me encanta, que sea tú y sólo tú sin importar lo que otros piensen. Contigo aprendo cada día algo nuevo... Sí, lo sé, yo no soy "el chico perfección". Sé que aveces puedo ser molesto cuando hablo de mí y de mí una vez más, sé que soy engreido y un poco arrogante pero tengo fe en que contigo puedo cambiar. Sophia eres mi esperanza.

Correcto tampoco soy de las que hace magia, pero el tiene confianza en mí. Tiene fe. Se quedó en silencio, quizá esperando que yo dijera algo. Pero estaba tan confundida, tan trastornada que no podía emitir sonido alguno. Nos quedamos un momento con las miradas suspendidas. Yo sin poder creer lo que estaba pasando y él esperando una respuesta... Una gota salina recorrió mi mejilla y solté una risita mientras la eliminaba.

- Ya te hice llorar... -se excusó riendo ligeramente. Otro silencio.
- Lo siento es sólo que nadie nunca me había hablado así -comenté- Gracias -susurré sin poder evitar sonreir. Nicholas sonrió a sus anchas.
- Gracias a ti.

Mis planes de visitar a Lucas se cancelaron pero disfruté de pasar tiempo con Nicholas. Aproveché para invitarlo a la presentación de baile y él aceptó. La verdad que era que me ponía nerviosa la idea de que Nicholas estuviera allí, entre la multitud. Él me ponía nerviosa. Y el hecho de que fuera una gran estrella no era lo que me preocupaba sino que era él. No me importaba mucho lo que fuera Nicholas para los demás, me importaba lo que él significaba para mí. A decir verdad nunca me sorprendió la idea de que conocía a Nicholas Fletcher el super cantante porque no lo veía como tal, no lo apreciaba con eso, lo veía como un amigo incluso como un muchacho normal, hasta que empezaba a aflorar su lado más egolatra, momentos en los cuales prefería marcharme. Por momentos me sorprendía la manera en la que las cosas habían cambiado con respecto a Nick. Antes de conocerlo en persona o incluso de hablar con él, pensaba que no era más que un niñato engreido, ambisioso, antipático, y mal educado y no soportaba si quiera escucharlo. De alguna manera no me había equivocado mucho en su forma de ser pues a veces se comportaba como todo un famoso. Tenía razón, no era el chico perfección pero tampoco era malo. Así como él creía que yo era todo lo que necesitaba, yo pensaba lo mismo con respecto a él. De alguna manera Nicholas era ahora muy importante para mí. Quizá lo único que necesitaba por el momento.

Ya estaban llamando a los bailarines a la pisata de baile así que apuré a reunirme con mi pareja. Entramos uno por uno, en fila, con movimientos elegantes. Los ojos de los espectadores estaban clavados en nosotros. Habían bailarines de otras escuelas entre el público, esperando el mínimo error en nosotros para luegpo hacer de él un pretexto para molestarnos. Respiré profundamente y eliminé todo síntoma de nerviosismo de mi cuerpo, debía verme segura. La música sonó: tango. Sin pensarlo comenzé a bailar. Todo iba de maravilla hasta que vi a Nicholas. Justo cuando  mi pareja y yo que damos muy cerca, miré hacia él y vi como en su rostro se dibujaba el disgusto. Estaba celoso. Sonreí ante la posibilidad de que estuviera celoso de un baile. Pero no fue la primera vez, otro acercamiento y Nick estaba apunto de intervenir. Para gracias de todos era el fin.

- ¡Felicitaciones! -dijo tan pronto como llegué a su lado- Estuviste genial. Te veías hermosa -concluyó con una sonrisa.
- Gracias -respondí entre risas y medio sonrojada.
- Definitivamente no haz perdido tu toque -no pude evitar girar en dirección de la voz que me sonó tan familiar.
- ¡Lucas! -bramé lanzando en un abrazo- Viniste -continué tan pronto como lo solté. Pude ver como Nicholas se tensaba y mascullaba un par de palabras.
- No me lo perdería por nada del mundo -dijo con ese acento italiano tan peculiar en él- La mia piccola topolina... -agregó obsevandome como si mirara una gran obra de arte. Con esos ojos tan grandes sullos haciendome sonrrojar- Eres tan talentosa -concluyó.
- Basta, Lucas... -rió. Nicholas carraspeó a mis espaldas y mi amigo dirigió su atención hacia él y luego volvió a mirarme con una súplica en la mirada. Presentarlos...
- Oh, si -giré para mirar a Nick y Lucas se paró a mi lado observando en silencio a Nicholas- Nick él es Lucas Bartolini, un muy buen amigo de la infancia. Regresó hace muy poco a Liverpool, estubo viviendo en Italia. Lucas, él es Nicholas Fletcher, un cantante famoso. Pero sobre todo un amigo mio.
- Tanto gusto -saludó mi amigo estendiendole la mano a Nick quien tardó en tomarla.
- Igualmente.
- Cantante famoso ¿dices? -preguntó Lucas.
- Así es.
- Que extraño, no había oido hablar de ti antes...
- ¿Seguro? No haz escuchado del joven cantante que ganó tres Grammy en una noche y que alcanzó el número uno en la lista Billboard durante dos semanas consecutivas -continuó añadiendo con superioridad, logros a su lista mientras Lucas negaba con la cabeza con cierta irritación. No dije nada pero mantuve la mirada firme en él esperando que se diera cuenta que a nadie le importaba en ese momento cuantos logros tenía y que sonaba bastante ególatra.
- ¿Puedo deducir, en ese caso, que fuiste tú quien creo aquel alboroto en la entrada? Muchas chicas y reporteros con carteles y cámaras. Tardé mucho en entrar y el camino era corto -prosiguió Lucas una vez que terminó la lista, ignorando el comentario ególatra que había hecho. Por más que intentó no ser muy obvio sentí el extraño tono y el oscuro camino de las palabras de Lucas.
- Cuando llegamos no había nadie -interrumpí
- Quizá tardaron en correr la voz -respondió Nicholas- Italia. ¿Eres de allí o te mudaste?
- Nací aquí en Liverpool y me mudé a los catorce años -explicó
- Comprendo
- ¿De dónde vienes?
- Miami, Estados Unidos -respondió. Era obvio que Lucas notaria que no era britanico puesto que su acento era distinto.

Ellos siguieron conversando y yo los miraba, analizando cada movimiento. No se simpatizaban  y eso era obvio, a su manera cada uno molestaba al otro o lo desaprobaba. No entendía por qué pero así fue toda la noche. Lucas estaba más que irritado con la actitud de Nicholas y él sólo quería dejar claro que nadie era mejor que él. Por momentos tenía ganas de patearlo y pedirle que se callara.

martes, 4 de enero de 2011

Lucas... Cáp. 12

En ese momento abrí los ojos. Tenía la respiración un poco agitada. Miré en dirección de la puerta tan pronto como me desperté, y luego examiné la habitación con la mirada. No había nadie. Había sido sólo un sueño. Suspiré. Salí de la cama y fui al baño, sentía como si mi cuerpo estuviera cubierto por una espesa masa, inconformidad, quizá tristeza. Era como si realmente deseara que el sueño fuese cierto. Fui al baño y me lavé la cara. Me miré al espejo y observé como las ojeras formaban una gruesa y oscura línea bajo mis verdes ojos, mi cabello estaba bastante despeinado y mis párpados a penas se podían mantener abiertos. Procuraría dormir más temprano la próxima vez. Bajé a la cocina. Tomé una cuchara y la metí en la congeladora. Me desmoroné en una de las sillas y apoyé mi cabeza entre las manos sobre la mesa. ¿Qué había sido ese sueño? Era la primera vez que soñaba con el y valla forma de soñar. ¿Cómo era posible que de pronto, esa persona a la cual a penas podía escuchar, ahora era parte de mis sueños? Me importaba mucho, quizá más de lo humanamente posible. Me importaba demasiado lo que pensara, y no era que él fuese de la clase de persona que era fácil de descifrar. Claro que no. Me puse de pie luego de un rato y saqué la cuchara de la congeladora y me la puse sobre las ojeras. Un viejo secreto para hacerlas desaparecer. Me volví a sentar. Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que parecía extremadamente extraño. Me había perdido en un bosque, me había picado una araña, me habían internado, descubrí que el chico misterioso era el artista a quien yo tanto odiaba, el cual luego pasó mucho tiempo intentando recobrar mi confianza una vez más, no sin antes suplicar ser perdonado, luego me invitaron a una fiesta y finalmente estaba ese beso que no fue un beso.

Encontré a Nicholas a la salida de mi clase de baile y me sorprendió muchísimo verle ahí, recostado sobre un auto. Me quedé un rato con la puerta sostenida, observándolo, esperando su reacción. Sentí como mi respiración se aceleraba y como mi corazón palpitaba más rápido. Me sentí repentinamente diferente, tan sólo con verlo. Él no hizo nada. Tan sólo un par de chicas se le acercaron y no se negó a firmarles un autógrafo. Cuando ellas se fueron él volteó a mirarme y me sonrió, no pude evitar sentirme nerviosa. Con mucho esfuerzo logré llegar a su lado y hablar.

- ¿Qué haces aquí? -cuestioné mostrando mi amargura, la cual él sintió que iba dirigida para él. Mas no era así, aún me sentía enojada conmigo misma por lo sucedido el día anterior.
- Vine a invitarlas a almorzar -respondió intentando ocultar el golpe de la rudeza de mi voz. Lo había sentido- Pensé que podíamos discutir el plan para evitar que te marches.
- Suena bien -dije intentando no mostrar todo el entusiasmo que por dentro sentía.
- Muero de hambre -interrumpió Vanessa que una vez más salió de la nada absolutamente.
- Un día de estos me vas a matar de un susto -reclamé.
-Lo siento.

- ¿Es una nueva adquisición? -inquirió Vanessa una vez dentro del carro.
- Sí, es una regalo de la disquera -respondió Nicholas sin apartar la mirada del camino.

Se desvió en una calle y llegamos a una gran reja negra. Saludó a un hombre, el cual le abrió la puerta y lo dejó pasar. Frente a nosotros se dejó ver una gran residencia, muy bella y lujosa.

- Mamá tuvo que hacer unos cuantos arreglos respecto a la decoración, quien la alquiló fue mi padre y ella no estuvo muy contenta con ciertas cosas cuando llego -comentó Nick mientras abría la puerta principal y nos invitaba a pasar a la sala.
- ¿Los famosos alquilan casas?
- Sí, en ocasiones como esta.

¿A qué se refería con "en ocasiones como esta"? Yo me mantenía ajena a la conversación que ellos mantenían. Cuando nos sentamos en el comedor y el tema principal pasó a ser el problema de mi traslado, las cosas no cambiaron. Permanecí callada observándolos debatir cual sería la mejor alternativa. Era extraño ver como dos adolescentes discutían acerca de mi futuro. Parecía que ellos eran mis padres. Por momentos Nicholas me miraba, intentando descifrar el secreto de mi silencio pero al no conseguirlo respiraba profundo, desviaba la mirada otra vez hacia mi amiga y asentía. Se frustraba.

- ¿Sucede algo? -cuestionó Vanessa.
- No, no claro que no.
- Estás muy callada -opinó Nicholas.
- Sólo prestaba atención -respondí mirándolo, sin poder evitarlo y el sonrió.
- Entonces... ¿qué piensas del plan? -preguntó
- Es muy posible que mamá y Andrew acepten que me quede con Vanessa.
- Entonces solo queda llevarlo acabo -dijo mi amiga. No tuvo respuesta. Nos mirábamos, atrapados en las miradas del otro.
- ¡Oigan! Parece que sobro aquí -opinó ella- ¡Hey! ¿Por qué no simplemente se ponen de pie, se dicen “te quiero” y terminan con ese beso no beso de ayer? -fue justo ahí cuando reaccioné. Se suponía que no debía saberlo.
- ¿Qué cosas dices Vanessa? -apenas pude hablar, estaba nerviosa. Nicholas se sonrojó y soltó una risita.
- Sí, claro -se burló.

Mi madre había aceptado aunque no de inmediato. No le incomodaba que me quedara con Vanessa y su madre pero sí la idea de tener que dejarme. Preguntó si eso era realmente lo que yo quería y yo le dije que sí. Se puso triste así que le aseguré que sería solo por un tiempo no muy largo, realmente no soportaría estar lejos de mi familia por muchos tiempo. Casi ignorando lo que le dije advirtió que vendría visitarme y que estaría al pendiente. Acordó enviar una pensión mensual para los gastos necesarios.

El sol entró por la ventana y me dio de plano en la cara. Abrí los ojos con un poco de pesadez y me puse pie. Me asomé por la ventana y observé a la gente pasar. El paisaje era típico de la época de verano, niños corriendo de un lado al otro, el sol irradiando sus rayos y una gran sonrisa dibujada en cada rostro.
Mi celular sonó y me distrajo. Un nuevo mensaje de un número desconocido.

"Hola Sophia, soy Lucas, llegué esta mañana a Liverpool espero poder verte. Te extrañé mucho."

¿Lucas? ¡Oh por Dios! ¡Lucas está en Liverpool! Comencé a dar pequeños saltitos por toda la habitación hasta que me caí. Me puse de pie y salí corriendo hacia la habitación de Vanessa. Toqué la puerta como una loca y al ver que nadie abrió entre sin más ni menos.

- Vanessa despierta -pedí mientras la sacudía.
- ¿Qué? -balbuceó
- Es Lucas. ¡Está en Liverpool!
- ¿Lucas? -se levantó como si la hubiera tirado con una catapulta.
- Sí, sí está en Liverpool.
- Genial -se podía sentir la emoción que en ella nacía.
- Iré a verlo -informé.
- Yo voy contigo.
- Pero quiero ir ahora mismo -aclaré.
- Sólo dame 5 minutos -suplicó. Era mentira, mi amiga se demora más que cualquier persona en este mundo para alistarse.
-Mejor dicho, 1 hora. Vanessa, sabemos que no demorarás 5 minutos.

Cuando por fin pude persuadirla de la realidad me dejó ir. Tomé un baño fugaz y me puse lo primero que encontré. De camino al centro, en donde estaban la gran mayoría de hoteles y donde de seguro estarían hospedados, tomé el teléfono y llamé a Lucas al teléfono que figuraba en el mensaje.

- ¿Diga? -escuché su voz del otro lado de la línea.
- ¡Lucas! -grité
- ¡Auch! -se quejó- Tus gritos no han cambiado ¿eh? -un lindo acento italiano adornaba sus palabras.
- Ja-ja que gracioso -fingí molestia.
- ¿Ahora eres amargada?
- No -respondí riendo- No puedo creer que estés en Liverpool… ¿en qué hotel estás hospedado?
- En el Marriott
- ¿Será que puedo ir? -Como si ya no estuvieras de camino...
- Por supuesto
- Allá voy -Mejor dicho, ya llegue...
- Te espero -colgó

Aparqué fuera del hotel y fui directo a la recepción y pregunté por él.

- Habitación 905, 9no piso, por el ascensor a la izquierda -informó la señorita detrás del mostrador.
- Muchas gracias

Pedí el elevador y cuando llegué corrí hacia donde me habían indicado. Toqué la puerta intentando guardar mi emoción.

- ¿Si? -respondió
- Servicio a la habitación -fingí
- Claro, pase -abrió la puerta y se dio vuelta. Salté sobre su espalda y me aferré a él.
- ¡Hey! ¿Qué le pasa? -se asustó
- Es un asalto -exclamé con voz de hombre
- ¿Qué? Oiga yo no tengo dinero -bajé de su espalda sin poder contener mi risa. Había palidecido del susto y apenas podía comprenderlo. Cuando notó que era yo sin decir nada, me abrazó con toda su fuerza.
- Sophia -susurró contra mi cabello.
- Lucas, te extrañé demasiado.
- Y yo más a ti, ratoncita -algo en mi se sacudió cuando me llamó así. Me recordó mi infancia.
- Ya no soy tan pequeña -objeté apartándolo un poco. Cuando éramos pequeños, antes de que él se marchara, Lucas era más alto que yo y me decía ratoncita.
- Siempre lo serás -dijo sonriendo. No pude evitar sonreír también.

domingo, 2 de enero de 2011

¿Fue un beso?... Cáp. 11

Sophia's POV:

- ¿Regresamos? -ofreció poniéndose de pie y tendiéndome una mano.
- Claro.

Volvimos a la fiesta caminando en silencio. Vanessa y Joshua conversaban animadamente, no pude evitar sonreír. Nicholas y yo tomamos asiento y nos quedamos ahí mirando a nuestros amigos conversar. De pronto Joshua dejó a mi amiga y fue junto al DJ, le dijo algo y la música cambió, de rápida y sin sentido a lenta y romántica. Él y Nick compartieron una mirada cómplice y después regresó con Vanessa.

- ¿Bailamos? -propuso Nicholas.
- Por supuesto -me llevó hacia la pista de baile y tomó mi mano y posó la suya en mi cintura. Durante mucho tiempo había bailado con chicos este tipo de música, en la clase de baile, pero esta vez fue distinto. Nunca Nicholas había estado tan cerca de mí y me sentía extraña.
- Bailas muy bien -opinó sin dejar de bailar, en mi oído. Un escalofrío me recorrió.
- Gracias. Tú también -Tenía ritmo

Se alejó un poco y me miró a los ojos, sonrió y volvió a acercarse. Lo tenía muy cerca de mi rostro, quizá un poco más que al principio, pero nada preocupante. Cuando bailas tango los chicos están más cerca. Pero ¿por qué esta vez era tan distinta? Se acercó más. Casi podía sentir su aliento, su respiración, casi podía sus cálidos labios… me puse nerviosa. Me miró a los ojos… se aproximó cada vez más…

Nicholas's POV:

Me acerqué cada vez más a ella… Sentí cómo la música se alejaba más y más y yo me internaba en mi mundo. De pronto ella bajó la mirada y escapó. Salí tras de ella y la perdí de vista. Continué buscándola y Joshua me dijo que la había visto en la terraza, y fue justo ahí que la encontré, recostada en la baranda.

- Lo siento -susurré- No fue mi intensión…-no me dejó continuar
- Lo sé -dijo sin mirarme, sin darme la cara- Lo siento es sólo que… no es posible ¿si? -continuó- Yo me iré y todo esto se terminará… Sólo llévame a casa por favor.
-Está bien -respondí suspirando, rendido.

Subí a mi dormitorio y me tumbé sobre la gran cama y dejé que el colchón se amoldara a mi cuerpo mientras yo pensaba un poco. Joshua estaba parado frente a la ventana observando los árboles que se extendían alrededor de la residencia.

- Casi la besé -confesé ausente
- ¿Disculpa? -yo no era el único que estaba así en la habitación. Debía averiguar que había pasado con mi amigo y Vanessa pero de eso me ocuparía luego en ese momento sólo podía pensar en lo sucedido. Mi amigo se dio vuelta y me miró.
- Que casi la besé -repetí esta vez levantando la cabeza
- ¿En serio?
- Sí
-Dijiste “casi”, ¿cómo que casi? ¿Por qué no lo hiciste?
- Escapó -respondí
-No comprendo -negó con la cabeza
-Tampoco yo. Estuve tan cerca… -¿por qué me afectaba tanto?- Pero bueno, ¿qué pasó con Vanessa? Los vi muy juntos eh. -me reí
-Sí…es una gran chica -Alto, esa cara yo la conozco- Es chistosa, tiene una linda sonrisa, es inteligente…
-¿Ya no soy el único?
-Parece que no -admitió- Son como imanes ¿a que si?
-Ya lo creo… ya lo creo
-Eso es amor mi amigo -dijo palmeando mi espalda. No pude evitar sonreír ante la perspectiva de mi amigo. Quizá tenía razón y lo que yo sentía por Sophia ya no era una simple atracción…

Eran casi las cuatro de la madrugada y yo no lograba dormir. Había muchas cosas dando vueltas en mi cabeza. Una imagen llegó a mí, como si lo hubiese visto desde otra perspectiva, una sobre ese “casi” beso. Tomé el teléfono de inmediato.

- Sí fue un beso
- ¿Qué? -era bastante tarde y de seguro mi amigo había estado durmiendo.
- Que si fue un beso -repetí
- ¿Cómo? -a veces era muy tonto
- Sí. Piénsalo, ¿qué consideras un beso? -insistí
- Pues, si sus labios se tocaron fue un beso -ahora le interesaba
- Tin-tin-tin y tenemos un ganador. Bingo amigo. Nos besamos.
- ¿Qué tal si lo discutimos luego? Es bastante tarde
- Lo sé, pero nos besamos
- Como quieras, hermano -bostezó y colgó.

Al fin pude dormir.

Sophia's POV:

¿Cómo sucedió? Fue un poco raro…estuvo a punto de besarme… ¿y por qué no sucedió? Porque fui tonta y me fui…tonta, tonta, tonta.

- ¿Si?
- ¿Puedo pasar?
- Claro, pasa -respondí. La puerta se abrió y mi amiga entró.
- ¿Sucede algo?
- No, no, claro que no -evadí.
- Sabes que puedes decírmelo -me di vuelta.
- Casi nos besamos -dijo con el seño fruncido a causa de lo mal que sonada el “casi” en aquella oración.
- ¿¡Cómo!? -abrió los ojos de par en par. No era la única a la que le sorprendía.
- Sí. Pero fue casi…
- ¿Te das cuenta no? -inquirió luego de un rato en silencio
- ¿De qué?
- Le gustas Sophia -dijo como si fuera algo muy obvio.
- ¡No! -exclamé entre risas
- Claro que sí -contrapuso
- Sí, claro...

Sentí que alguien tocó mi puerta. Me acerqué y pegué el oído, traté de escuchar algo, nada se oyó. Abrí la puerta pensando que era mi madre, pero no era así. Algo o alguien me empujó dentro de la habitación y cerró la puerta. Caí al piso y escuché una voz.

- Abre los ojos, no te haré daño -esa voz me era familiar, era él
- ¿Qué haces aquí? -pregunté poniéndome de pie.
- Terminar algo… -respondió muy bajo caminando hacia mi
- ¿Con qué…? ¿De qué hablas? Déjame dormir ¿si? -me di vuelta y caminé hacia mi cama.

Pero él fue más rápido que yo, me tomó del brazo y me hizo girar me su dirección para finalmente besarme.