martes, 28 de diciembre de 2010

Hermosa... Cáp. 10

Aquella noche Vanessa se quedó a dormir, su mamá había aceptado de inmediato ya que nos conocíamos desde que usábamos pañales, y eso era lo que más me dolía, luego de tanto tiempo, ella y yo nos separaríamos… Aunque muy en el fondo sentía que existía una razón más por la que me dolía la idea de tener que irme. El despertador chillando en nuestros tímpanos provocó que nos levantáramos de un brinco. Cuando llegamos a la cocina estábamos aún semidormidas así que no nos fijamos de que Leha estaba haciendo “yoga” muy cerca a la puerta, y por consiguiente tropezamos sobre ella.

-¿Son ciegas o qué? -renegó
-¿Y tú eres tonta o qué? ¿Cómo se te ocurre hacer sabe Dios qué en la puerta de la cocina? -respondí yo.

Sin decir nada, se dio vuelta y salió de allí con su tapete en la mano. Vanessa empezó a reír y se calló tan pronto como mi hermana volvió y le preguntó de qué se reía. A veces no la soportaba en absoluto, en realidad jamás lo hacía.

Cuando la clase de danza terminó, Vanessa y yo nos quedamos a practicar un momento más. Bailamos casi media hora más y no paramos por cansancio si no porque Nessa insistió en querer decirme algo. Me confesó lo que había pasado en el centro comercial, me lo explicó y fue perdonada, lo había hecho para protegerme.

-¿Diga?
-Hola Sophia, ¿qué tal?
-Muy bien, gracias, ¿a qué debo el honor de su llamada, señor Fletcher? -pregunté divertida.

Vanessa llegó a mi lado y pidió que lo pusiera en altoparlante, susurrando claro.

-Pues… quería saber si querías... tener una cita con nosotros...
-¿Nosotros?
-Si, Joshua y yo.
-¿Los tres? -me estaba confundiendo de verdad
-No, los cuatro. Vanessa, Joshua, tú y yo -aclaró
-Oh, ahora comprendo -dije riendo- Sí, claro por mi no hay problema, pero no sé si ella quiera -continué dándole un golpecito a Vanessa
-Claro que quiero -respondió
-Bueno, entonces…
-¿Cuál es el plan? -concluyó él.
-Hoy hay una fiesta en la playa -anunció Joshua
-Genial -respondí
-Es algo muy sport -dijo Nicholas
-Exacto -convino su amigo
-Pasamos por ustedes en dos horas ¿les parece?
-Sí, claro
-Nos vemos -colgaron

Vanessa había ido a su casa a cambiarse y yo ya casi estaba por terminar. Necesitaba un broche para el cabello que combinara con mi vestido y recordé que mi mamá tenía uno que iba a la perfección. Fui a su dormitorio a pedirlo prestado y de paso a pedir permiso. No me lo dio como quien dice rápido pero lo hizo. Ella y yo ya habíamos tenido la tormentosa pero necesaria conversación sobre que Nicholas era una persona famosa y que en su mundo la gente solía hacer daño, que anduviera con cuidado porque si no lo hacía las cosas podían terminar mal, también dijo que personas como él solían no tener escrúpulos. Tan sólo esperaba que mi madre no tuviera razón…

Nicholas PVO's:

Llegamos a la casa de Sophia un par de minutos antes. Su madre nos abrió la puerta y nos invitó a pasar. Esperamos en la sala y las chicas bajaron luego de un rato. Las recibimos al pie de las escaleras.

-Wow -susurré cuando la vi
-Wow -Joshua me imitó

Se veían bellísimas pero, en especial Sophia llamó mi atención. Traía un vestido color blanco estampado con flores en un color naranja pastel, el cabello suelto adornado con un broche muy lindo. Pero por encima de todo sencilla. Joshua dijo algo pero no lo entendí estaba demasiado ocupado viéndola. Me sonrió y le correspondí. De pronto mi amigo me sacó de mi mundo.

-Oye…
-Ah?, sí, sí -solía hacer eso en situaciones como esa- Buenas noches Vanessa, buenas noches Sophia –dije sonriente.
-Bueno, ¿nos vamos? -dijo su amiga
-Sí, voy por mi bolso - respondió Sophy

La casa de mi amigo estaba frente al mar, la vista era maravillosa y lo mejor era que me encontraría otra vez con mis verdaderos amigos.

-¡Hey Nick!
-Terry, ¿qué tal amigo? -saludé con entusiasmo
-Nada nuevo -me abrazó y golpeó mi espalda “como en los viejos tiempo”- Joshua, ¿qué tal, hermano? -dijo mi amigo abrazándolo y golpeando su espalda también- ¿Y estas lindas jovencitas son…?

Terry no había cambiado, siempre intentando buscar planes con chicas nuevas. Cuando Terry alagó a Sophia, por más sutil que hubiese sido su elogio, sentí celos de que la llamara así, amargura.

-Ellas son Vanessa -la señalé- Y ella es Sophia -la presenté pero mantuve proximidad a ella impidiendo que Terry se le acercara mucho.
-Un gusto damiselas -saludó besando sus manos. Definitivamente seguía siendo él. Otra vez esa amargura vino a mí.- Vamos -nos invitó
-Adelántense, yo los alcanzo luego -respondí y se fueron hacía la pista de baile. Sophy fue con ellos pero se retrasó a propósito y llegó a mi lado. No notaron su ausencia.
-No hace falta que te quedes, en serio, ve con ellos si quieres
-No, está bien -respondió acomodando un mechón de su cabellos tras su oreja dejando más al descubierto su lozano rostro- Es una fiestas de tus antiguos amigo ¿cierto? -cuestionó luego de unos segundos mirándome a los ojos.

Quizá ella no era consiente pero cada que lo hacía me costaba más responderle porque me perdía de cierta manera. Cada momento que pasaba a su lado me convencía más de que sentía algo por ella.

-Sí. ¿Cómo lo sabes?
-De no ser así, vería muchos rostros conocidos -astuta. Asentí

La fiesta transcurrió entre bailes y pláticas. De un momento a otros Sophia desapareció del alcance de mi vista. Tuve que decirles a unos amigos que volvería pronto y me dispuse a buscarla. Me sentía como un acosador que no podía estar lejos de su víctima.

-Sophia, ¿sucede algo? -inquirí cuando la encontré en la playa
-No, solo salí a tomar aire un rato. Perdóname si te asusté.
-No, no para nada -disimulé- Es solo que quise saber donde estabas. -eso no había sonado muy bien.

Giró la cabeza para mirarme y alzó una ceja. Me quedé en silencio, no supe que decir. ¿Por qué me sentía repentinamente tan nervioso?...

-¿Sabes? Desde hace un tiempo no dejo de pensar en la mudanza, todo esto me tiene muy… triste, la verdad -admitió fijando la mirada en el fondo del mar.
-Lo sé, es algo normal. Pero tranquila Sophy, no te preocupes por nada. Vanessa y yo lo solucionaremos y pues… todo estará bien -respondí mirándola sin que ella lo hiciera.
-Gracias- giró a verme repentinamente, como si le hiciera falta mirarme para seguí viviendo. Sonreí ante la perspectiva de eso.
-No hay de qué -ella volvío la mirada hacia el mar una vez más y se quedó en silencio, levantando la mirada para ver las estrellas por ratos. De vez en cuando no podía evitar mirarla y me veía obligado a dejar de hacerlo cuando ella me atrapaba haciendo y sus mejillas se llenaban de sangre, creando un perfecto color rosa en cada una de sus mejillas.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

No lo permitiremos... Cáp. 9

Nicholas hacía hasta lo imposible para recobrar mi confianza y yo pues... yo le daba oportunidades. Habíamos iniciado desde cero, y fue para bien porque iniciamos como debimos haberlo hecho antes. Tuvimos varias salidas, como ir al cine, al circo, etc.; aunque en todos los lados nos acosaban los paparazzis y especulaban siempre cosas. Las salidas que él organizaba me dejaban asombradas, una vez cerró un parque acuático para que podamos pasar el día en él y todas sus atracciones. O este chico estaba loco o realmente quería recuperarme mi confianza y ganarse mi amistad. Nicholas se comportaba muy caballeroso conmigo y prácticamente todo había vuelto a la normalidad y me gustaba.

Salí a caminar un rato porque me empezaba a hartar estar encerrada en mi casa. Además el día no estaba tan gris como antes. Ya casi no podía respirar lo cual me sorprendió, solía estar en buen estado físico. Estaba muy cansada así que decidí regresar a casa y poder tomar una ducha para descansar.

-Hola hija- saludó mamá mientras arreglaba unas valijas
-¿Y esas maletas?- las señalé
-Ah, si... ven siéntate-murmuró

Obedecí y me senté

-¿Qué sucede?- realmente no entendía nada
-Bueno, sé que tú tienes una vida y a todos tus amigos aquí... pero...- atropellaba las palabras pero aún así fue fácil entender a donde quería ir

Esperé unos segundos y al ver que no continuaba confirmé mis dudas.

-¿Nos iremos verdad?- pude decir al fin, algunas lágrimas salían de mis ojos

Ella no respondió, pero su silencio avivó mi lloriqueo

-¡Responde!- sollocé
-Sí- masculló por lo bajo
-¿¡Por qué!?- dije mientras me paraba
-Tranquilízate, ven siéntate- ordenó mi madre con tono comprensivo
-¿Por qué?- volví a inquirir ya más calmada
-Lo que sucede es que a Andrew y a mi nos ofrecieron un trabajo mejor en Italia y... pues...
-Aceptaron- concluí
-Sí...
-Aceptaron sin siquiera hablar con nosotras- le reproché
-Hija, oportunidades como estas no se aparecen dos veces- se excusó- Hija... yo lo siento tanto como tu pero... es lo mejor para la familia... tendremos un mejor salario y más comodidades...- dijo con una sonrisa tratando de convencerme

Sentí que la cólera bajó como una corriente eléctrica a través de mi columna y al fin pude emitir sonido alguno

-Entiendo- seguí sollozando- ¿Cuándo nos vamos?
-Aun en dos meses
-¿Y por qué estás empacando?
-Bueno, es que esta ropa es de verano y ya no la usaremos, y tenemos que empezar a enviar algunas cosas. Andrew y yo nos iremos esta semana, el viernes más especifico, para poder arreglar todas las cosas en la casa nueva y así cuando lleguen las dos todo este listo
-Ok, entiendo- me mostré comprensiva- iré a mi habitación
-Esta bien... Verdad, por favor separa lo que sea de verano y tráelo ¿si?
-Si, claro- no pude articular más.

Las lágrimas pedían a gritos salir de entre mis ojos. Subí a mi cuarto y llame a Vanessa.

-¿Hola?- respondieron al otro lado de la línea
-¿Vanessa?- sollocé
-Qué sucede?- la escuché preocupada

Le conté un breve resumen de lo sucedido y mencionó que salía de casa y que en pocos minutos llegaría. Aunque amaba mucho a mamá y a Andrew, no quería irme a Italia, no ahora...

-Hola-dijo Vanessa mientras me abrazaba, en la puerta aún.
-Hola, pasa-entró y dejó sus cosas sobre el sofá y después volteó a verme.
-Ahora sí, cuéntame todo-pidió sentándose. Me senté a su lado y, con gran dificultad por las lágrimas y sollozos, le conté todo.
-No puede ser...Pero…debe haber algo que se pueda hacer ¿no?
-No lo creo…-respondí con pesar.
-Amiga…Sophy no te puedes ir…-no pudo continuar pues el timbre la interrumpió. La dejé en la sala y fui a ver quien era. Nicholas.
-Hola, ¿Qué...-lo detuve con un fuerte abrazo al cual el respondió acariciando mi cabeza y rodeándome -¿Por qué lloras?

Me aparté un poco

-Me voy-murmuré
-¿Te vas…a dónde?
-A Italia-respondió Vanessa
-¿A Italia? No puede ser
-No quiero irme-continué

Me tomó de la cintura y me abrazó

-Nadie se irá, tranquila
-Exacto Sophy. No permitiremos que te vayas
-Arreglaremos las cosas y te quedarás, ya verás
-No lo creo
-Ya verás, pequeña, tranquila ¿si?-me abrazó otra vez

Continuaron consolándome durante un rato más, hasta que logré componerme, al menos un poco.

-Gracias chicos. Son lo mejor
-Lo sabemos-dijeron al unísono, a lo que nos miramos y reímos.

Después hablamos sobre los planes que podríamos llevar a cavo para evitar mi traslado a Italia. El tiempo se nos pasó como volando. De pronto se escuchó el coche de mamá aparcando en la entrada.

-Nicholas, es mejor que te vayas-advertí
-¿Por qué?
-Mi hermana se volverá loca si te ve-Nicholas me miró divertido y luego se despidió

Tuvo que salir por la puerta trasera.La puerta se cerró al mismo tiempo que la principal se abrió.

-Fiuf-dijimos aliviadas.
-¿Fiuf qué?-interrumpió Leha
-Nada
-Raras-dijo con esa estresante voz suya
-Gracias- respondimos en coro con sarcasmo

Perdiendo el control... Cáp. 8

Había estado pensado sobre si era correcto llamarla pero no sabía qué hacer. Me resquebrajaba la cabeza tratando de encontrara la mejor solución pero a todas le encontraba un error. Dos semanas y ni una sola solución. Mi celular sonó y contesté de inmediato, como la había hecho desde aquella noche, con la esperanza de que fuese ella.

-¿Sophia?
-No, soy Joshua-no había hablado con él desde hacía dos semanas.
-Ah... hola- mi voz, antes llena de entusiasmo, se convirtió en apenas un susurro inaudible
-¿Sucede algo?- mi amigo me conocía demasiado bien
-No, nada...- intenté mentir
-¿Cómo que nada? Hermano, no contestas mis llamadas desde esa noche en la que saliste con Sophia ¿qué fue lo que pasó? ¿No fuiste a ese... cómo se llama...?
-Mirador- complementé
-Sí, eso. ¿No fuiste allá con ella?
-Sí, si fui
-¿Y qué pasó?- se sentía entusiasmado

No quise responder. Sentía que la voz se me haría añicos

-Anda, cuéntame- insistió. A veces me sorprendía su gusto por los chismes, pero esta vez era distinto, le importaba qué me estaba pasando.

Replicó por bastante tiempo hasta que...

-Ya pues dime...
-¿Qué quieres que te diga? ¿Que sabe quién soy? ¿Que ahora me odia? ¿Que no quiere saber nada más de mí? ¿Que soy el idiota más grande del mundo? ¿Que nunca pensé que me sucedería esto? ¿Que jamás pensé enamorarme ni sentir lo que siento ahora? ¿Que prefiero tirarme de un puente a seguir viviendo así? ¿Que no encuentro la manera de curar ese gran hueco que hay en pecho? ¿Eso querías saber? Pues bien, ya lo sabes ¿Contento?
-Pero...
-Adiós...

Me sentí eufórico, como loco, una gran corriente de molestia recorría mi columna de arriba a abajo. Mi respiración era rápida... mi corazón latía a mil por hora. Sentí la necesitad de apoyar mi mano sobre él, a fin de que si se escapara, por los brincos que daba dentro de mi pecho, lo pudiera alcanzar. No podía ser que me sintiera así. Tan mal, como si el mundo se estuviera cayendo. Sé que suena melodramático, pero así era. Esto se veía solo en las novelas, y yo pensaba que solo podía pasar dentro del televisor. Pero no, yo lo sentía. Tenía la sensación de ser el protagonista de una novela de amor, de esas en la que apenas se conocen y ya no pueden vivir el uno sin el otro. Tomé mi teléfono, sin importarme nada, y la llamé, la volví a llamar e intenté una vez más, y otra más y una más.

-¿Por qué no contestas...? Justo ahora que más te necesito; solo una vez y ya...
-Hola- al oír su voz tan alegre pensé que todo se había solucionado- En este momento no puedo atenderte, deja tu mensaje y te llamaré luego. Adiós...

Demonios. Maldita casilla de voz...

-Sophia lo siento... en serio... no lo hice por dañarte, solo quería ser tu amigo... necesito hablar contigo por favor. Lo siento mucho. Adiós- tuve que colgar, esperaba decir algo más largo pero no pude, la voz se me quebró. Una lágrima cayó sobre mi pantalón, seguida por otra. ¿Estaba llorando por una chica?

Volví a llamar y a dejar otro mensaje y así sucesivamente, pero siempre se me quebraba la voz. Demonios. Durante toda la noche, el día siguiente, el día siguiente a ese... durante la semana, continué llamando cada vez que podía, incluso en los descansos de mis ensayos o entrevista. Jamás tendré vacaciones ¿o si?

Sophia POV's:

Nicholas me llamaba diariamente y si no era una llamada, entonces era un mensaje de texto o voz. Lo peor de todo era que, en muchos de sus mensajes de voz se le notaba que la voz se le había quebrado, lo que me hacía pensar que, había llorado, por mi. Ya estaba cansada de esto, así que decidí bloquear su número. Había interrumpido una entrevista con el decano de la universidad. No podía creer que fuera él en realidad una superestrella, pero así fuera la reina de Inglaterra, había hecho lo que más me dolía que me hicieran: mentir. Simplemente odiaba eso y nunca lo pensé de él. Ya después de varias semanas del incidente decidí ir al mirador que frecuentaba con mi abuelo, necesitaba un respiro, ordenar mis ideas y despejar mi mente. Al llegar me acerqué a la baranda del mirador donde podías ver toda la ciudad cuando de pronto sentí que alguien me llamaba...

-¡Sophia!- Llamó Nicholas
-Genial- susurré con un tono sarcástico- Hola Nicholas... si ese es tu verdadero nombre claro-muy en el fondo me dolía saber que estaba sufriendo, pero me sentía engañada.
-Si lo es... bueno yo...
-Lo siento Nicholas pero estoy muy ocupada, así que me tengo que ir...- lo interrumpí pero en ese momento él volteó y me tomó del brazo y dijo
-No, espera Sophia. Necesito hablar contigo y esta vez no dejará que te vallas
-Ya que me tienes prácticamente prisionera, dime de que quieres hablarme
-Sophia no sabes lo mucho que he tratado de comunicarme contigo y siempre que podía venía al mirador con la esperanza de encontrarte...
-No tengo mucho tiempo así que anda llegando al punto por favor...- Deberían darme un Oscar a mejor actriz.
-Está bien, yo no me acerqué a ti con alguna mala intención... sólo que te vi tan triste, molesta que... no sé, fue como un acto involuntario acercarme y hablarte. Y te pido perdón de todo corazón... yo sólo quería conocerte- se oía tan sincero que en ese instante tenía ganas de saltar a abrazarlo y perdonarlo.
-Mira Nicholas... no voy a decirte lo mal que estuvo haber hecho eso porque creo que tu mismo lo sabes, aunque si te voy a decir que me dolió mucho y que perdiste toda mi confianza... y espero no arrepentirme más adelante de lo que te voy a decir ya que... tal vez te puedo dar otra oportunidad pero dependerá de ti recuperar mi confianza...
-¿Es en serio? Claro, ¡te lo prometo!- dijo él como cuando un niño le promete algo a su madre después que ésta le ha regañado
-Así que si quieres podemos iniciar de nuevo
-En ese caso... Hola, soy Nicholas Fletcher ¿y tu?
-Encantada, me llamo Sophia Anderson- reímos los dos

Nos quedamos hablando alrededor de una hora y media en el mirador hasta que me di cuenta que se hacía tarde. Nicholas me llevó a mi casa y cuando entré, llamé inmediatamente a Vanessa para contarle absolutamente todo. Ella compartía la misma opinión que yo acerca de que no debía ceder tan fácilmente; pero por alguna extraña razón estaba más que feliz que todo se había solucionado con él.

¡Perdóname!... Cáp. 7

-¿Y cómo conoces este lugar?- preguntó Claudio
-Bueno, cuando era niña, mi abuelo me traía aquí a ver las estrellas, jugar o solo conversar. Aquí pasaron los momentos más felices de mi vida- sentí una ola de melancolía invadiendo mi fuero interno
-¿Por qué hablas así?
-¿Así cómo?-fruncí el seño
-Pues, con tono... melancólico
-Este lugar me trae muchos recuerdos
-¿Tu abuelo está vivo?- mencionó dubitativo intentado no hacerme daño o entrar mucho en mi dolor
-Pues... no, murió hace unos años ya
-Oh, lo siento- se apenó
-No hay problema- sabía que mentía, pero aún no lo conocía lo suficiente como para liberar mi sentimientos hacia él- Bueno, pero ya no hablemos más de mi. Cuéntame algo sobre ti
-¿Qué quieres saber?
-Pues, dime de dónde eres, cuantos años tienes, etc... ese tipo de cosas
-Soy de Estados Unidos, tengo 17 años, me gusta cantar...
-¿Te gusta cantar?- le interrumpí
-Sí
-Canta algo- ofrecí
-Bueno, está bien-no lo dudó mucho

Cuando inició a cantar sentí que ya había escuchado esa voz antes; además algo me decía que no solo la había oído sino que también renegué de esa melodía.

-Wow, me gustó mucho
-Gracias

Nicholas POV's:

-¿Alguna vez haz cantado en la televisión o en la radio?- inquirió Sophia, como si intentara resolver una gran duda que se le enmarañaba en la cabeza

No podía ser, que tonto había sido. Cantar... que estúpido. ¿Me habrá descubierto?

-¡Hey!- me sacó de mis pensamientos, pasando su mano frente a mis ojos
-Perdón. ¿Qué dijiste?
-Que si habías cantado en radio o televisión
-¿Yo? Claro que no. ¿Por qué?-respondí rápidamente con mi típico tono de: no, claro que no; cómo crees. Cuando era más obvió que sí.
-Que raro, tu voz me parece conocida
-¿A si? Que extraño-desvié la mirada
-Sí
-¿Por qué estás aquí?-continuó
-Pues... estoy de vacaciones- era cierto, después de tantas mentiras…
-¿Y cuanto tiempo te quedarás?- sentí el pesar en sus palabras
-No lo sé- esa tampoco era una mentira
-Bueno...

Por Dios, necesito decírselo...pero, ¿y si las cosas salen mal?

-Oye...
-¿Sí?
-¿Qué harías si conocieras a un muchacho y él te dijera que se llama... Jhon, pero en verdad es un cantante famoso?- me atreví a aventurar- Hipotéticamente hablando- aclaré y ella rió
-Pues, primero le pediría explicaciones ¿Por qué lo hizo? y cosas por el estilo... y si sus argumentos son buenos, lo perdonaría, de lo contrario...
-¿Qué consideras un buen argumento?-le corté,las ansias me mataban
-No lo sé. Tal vez que era necesario, porque sino nunca le hubiese hablado...
-Entonces... ¿No le sacarías los ojos?
-No- pegó un respingó
-Está bien
-¿Por qué la pregunta?
-Porque...- me armé de valor y me saqué la bufanda al cabo de un minuto, cuando vi que su rostro empezaba a mostrar estrés- Soy Nicholas Fletcher.

Me miró con ojos enormes, como platos a causa de la impresión.

-¿¡Qué!?
-Sí, no soy Claudio
-Pero... ¿Por qué?
-Porque si te lo decía gritarías y te volverías loca, y nunca me hubieras hecho caso... lo siento
-Me mentiste- acusó con derecho
-No del todo
-Me dijiste que te llamabas Claudio- insistió unas octavas más alto
-Lo sé...- no encontraba palabras para explicarle ni para justificarme- Pero Sophia...
-Sophia nada, Nicholas me mentiste...
-Perdón
-No-negó con la cabeza
-Sophia, escúchame... si te hubiese dicho que era Nicholas Fletcher... hubieras gritado y no me hubieses escuchado... Mira, sé que hice mal, pero yo quería hablar contigo, ser tu amigo
-Ahora entiendo porque tanto misterio, con la bufanda y eso de no mostrar la cara completa nunca...
-Lo siento- repetí sin saber que más decir
Sophia se levantó y se sentó en la otra banca.
-Tu me dijiste que me perdonarías...- le recordé
-Lo sé... no lo pensé bien- vaciló
-Pero...- la miré fijamente y ella se puso de pie. No la dejé ir. La rodeé con mis brazos sin darle oportunidad de escapar.
-Lo siento, pero lo hice para poder hablarte, realmente deseaba hacerlo- susurré cerca de su oído y la sentí extremarse.
-Pues yo ya no quiero oírte- se alejó, dejándome solo y con las palabras en la boca.
Llamé a David para que nos llevara a casa. Al llegar a la suya, bajó sin responder a mi adiós.

Una vez en mi habitación, me recosté en la cama e intenté pensar cuan idiota había sido. Sentí mi celular vibrar y contesté con la esperanza de que fuese ella, sólo era Tedy.

Un lugar especial... Cáp. 6

Era tan lindo, tan diferente; y su amigo muy gracioso, realmente eran un dúo muy loco.

-Por el amor de Dios, Vanessa apaga eso- di un respingo cuando escuché esa voz tormentosa en la radio
-¿Qué tiene de malo?
-Todo. ¿A qué ser normal le podría gustar la música de Nicholas Fletcher?
-Hay gente…
-Anormal.-completé
-¿Por qué lo odias tanto?
-No lo odio, solo me da urticaria
-Sí supieras...- susurró mi amiga para sus adentros
-¿Qué dices?
-Nada- se fue
-Estás loca... ¿ Aló?- dije contestando mi celular
-Hasta donde yo sabía Claudio era nombre de chico ¿o no?- dijo Claudio
-Hola, no te lo decía a ti sino a mi amiga- respondí riendo
-Ok, hola ¿qué tal?
-Bien, ¿a qué se debe el honor de tu llamada?
-Pues quería saber si querías ir a pasear, no sé...
-Bueno si, eso creo. ¿A dónde?- una corriente me recorrió
-Pues a donde tú quieras
-Bueno, creo que sé a donde. Aquí cerca ahí un campo muy grande, al borde de la carretera. La parte más alta de la ciudad, se ve el lugar completo pero no es exactamente un mirador.
-Genial, paso por ti en una hora
-Ok, te espero
-Adiós
-Adiós

Salté por todo mi cuarto como una desquiciada.

-¡Magnifico!- di un último brinco- No, y ¿ahora que me pongo? Por Dios ¡no! ¿Qué hago?

Saqué toda la ropa que había en mi armario y me la probé todita hasta la última media. Finalmente me decidí por unos jeans, unos botines negros, un polo negro, una chompa roja de hilo y una bufanda, hacia mucho frío. Fui a bañarme y justo en el segundo en el que estuve lista el timbre sonó. Escuché a mi mamá abrir la puerta y a Claudio entrar. Bajé tan rápido como pude. Como siempre traía una chalina y una chaqueta, empezaba a odiar no poder verle la cara de verdad.

-Hola
-Hola, te ves muy bien- halagó con una amplia sonrisa
-Gracias, no puedo decir lo mismo ya que no te veo bien con lo que traes- le refuté en tono amigable tapando mi ligera amargura- Bueno mamá, ya venimos ¿Vamos?-le tendí la mano
-Sí, claro- respondió recibiéndola
Mi madre nos miró, y de inmediato me soltó:
-No demoren ¿si?
-Claro que no- intenté suavizar el ambiente
-La quiero antes de las 10- se refirió a Claudio
-Claro, hasta luego señora
-Adiós mamá…
-Adiós- dijo finalmente mi mamá

Tan pronto como atravesamos el umbral y cerré la puerta empezamos a reír.

-Nunca me había sentido tan amenazado por alguien, sentí como si me fuera a sacar los ojos-admitió entre risas
-Lo sé- reí aún más fuerte

La camioneta que nos esperaba era muy grande, parecía propia de una súper estrella. Subimos y le indiqué al chofer donde era, la camioneta se puso en marcha, y la conversación también. Luego de un rato llegamos; nos sentamos en una de las avejentadas bancas que aún había allí. El lugar no había cambiado mucho, seguía siendo tranquilo, pues la carretera que pasaba por allí no era muy transitada. Para mí ese era el lugar más especial de todos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Distraído… Cáp. 5 (Nicholas)

Ella era tan… no lo sé, diferente… chistosa, con una bella sonrisa, para nada tímida, siempre queriendo demostrar lo que pensaba. Wow... realmente lo que yo buscaba, pero ella no sabía quien era yo.

-Nicholas, vamos- intervino Joshua atrayéndome a la realidad
-Ah sí, claro
-¿Estás bien?-me miró extrañado.
-Sí ¿por?
-Pues, estás...- hizo un gesto pensativo- ido, o algo así...-continuó hablando y su voz se convirtió en apenas un susurro.
-Sophia- no pude evitar decir entre una risita
-Oh... así que es eso. Nicholas, te flecharon-carcajeó
-Tal vez- admití avergonzado
-¿Y quién es? ¿La chica del hospital?
-Sí, la misma
-¡Hey! regresa a la realidad, hermano
-Lo siento
-Estás en las nubes. Apuesto que si te cayera la guitarra en los dedos no te dolería
-Lo sé, lo sé- me reí de mi propia estupidez
-Ya vamos-dijo después de darme un golpe inofensivo en la cabeza.
-Vamos

Llegamos al estudio y comenzamos a grabar. Pero no lograba concéntrame, no podía sentir la música.
¿Qué estará haciendo?; están linda, necesito verla... Vamos Nicholas apenas la conoces... decían muchas voces en mi interior. Sin darme cuenta la música había comenzado a sonar y me tocaba cantar.

-Nicholas, ¿Estás bien?- dijo Joshua intentando sacarme de mis pensamientos
-¿Qué le sucede?- quiso saber Teddy- Tal vez deberíamos bajarle al volumen, parece que quedó sordo. ¡Rachael nos matará!- dijo mi manager refiriéndose a mi madre
-No, tranquilo, no está sordo; está enamorado- informó mi amigo con aire despreocupado mientras Teddy reía
-Nicholas está flechado…- se burló
-Flechado es poco, está atontado, embobado... Mira su cara parece que volara, parece que...
-Oigan chicos, los puedo oír- dije algo molesto
-Imposible, se supone que no oyes nada
-Joshua está apoyado en el botón del micrófono, nunca lo soltó- respondí sonriendo.
-Ups... lo siento- dijo incorporándose.

Salí de la cabina y les dije que luego continuábamos, para retirarme luego del estudio. Subí al auto y pedí que me llevaran a algún lugar tranquilo sin mucha gente.

-Llegamos- anunció David, mi chofer
-Gracias
-¿Lo espero o lo recojo luego?
-No, está bien, yo te llamo
-Ok, hasta luego, cuídese

El carro se fue y me quedé solo en aquel parque; era muy bello, tenía una enorme pileta y muchas flores, era como un laberinto. De pronto, entre mi admiración por aquel jardín surgió su rostro, ese bello y lozano rostro, con esos ojos tan hermosos... Quién lo diría… una chica recién conocida surgiendo en mi cabeza de la nada... pensé. Seguí pensando en ella, en su forma tan directa de hablar, su sonrisa. Pasaron unos minutos y no podía parar esa meditación.

-¿Es linda, no?- inquirió alguien
-¿Ah?- me sobresalté- Ah, eres tu Joshua
-¿Y a quién esperabas? ¿A la reina de España?- reí ante el comentario tan propio de mi amigo.
-¿No sería más fácil que fuera la reina de Inglaterra?-
-Es una manera decirlo, tonto- respondió
-Bueno, no, la verdad no esperaba a nadie- ignoré su calificativo.
-Oh cierto, gracias por dejarme solo
-Lo siento, necesitaba darme un respiro. ¿Cómo me encontraste?
-Llamé a David y le pregunté
-Ah
-¿Y qué haces aquí?
-Pensar…
-En ella…- completó mi amigo
-Sí- sentí mis mejillas enrojecer
-Llámala- ordenó
-Claro, como tengo su número- dije sarcástico
-¿No lo tienes?
-No-le hice una mueca
-Pues pídeselo
-No hago magia, si no lo notaste. ¿Cómo quieres que la haga parecer?
-Tu estás en todas partes ¿eh?- dijo una voz femenina
-Creo que te conoce- murmuró mi amigo sin voltear
-¿Y quién no?
Al darme vuelta una sonrisa se me dibujó en el rostro y le di un codazo a Joshua a lo que él volteo, y como si fuera tonto dijo:
-Hola...
-Hola- respondió ella entre risitas
-Joshua, ella es Sophia; Sophia él es Joshua, mi mejor amigo
-Un gusto
-El gusto es mío- respondió ella tomando la mano que él le había tendido
-Claudio, ¿podemos hablar?-continuó, soltando a mi amigo.
-¿Claudio?- preguntó mi amigo, por lo que recibió un codazo, cortesía de la casa
-Sí, claro

Nos alejamos un poco, lo suficiente para que Joshua no escuchara. Lo pude ver sobarse el brazo y reí para mis adentros. ¿Cuándo será el día que no me ría cerca de él?

-¿Y qué me querías decir?
-Pues...-pensó un momento, como si buscara una excusa- Solo quería saludarte- inmediatamente leí en su expresión un: Por Dios Sophia, ¿no podías encontrar algo mejor?
-Bueno- reí
-Entonces me voy, tu amigo debe estarte esperando
-¡Hey!
-¿Sí?
-¿Cómo me encontraste?
-Vivo aquí en frente
-¿En serio?
-Sí
-Bella vista
-Lo sé-sonreí y quedé tonto- Bueno, adiós
-No, espera- la tomé del hombro
-¿Cuál es tu número?- después de que me lo dio me despedí de ella- Bueno, adiós- la besé en la mejilla
-Adiós-se sonrojó

Cruzó la calle y entró en una gran casa color ladrillo.

Confesiones… Cáp. 4 (Vanessa)

Es él, no tengo la menor duda... pensé. Lo seguí sin que se diera cuenta hasta que...

-Hey, ¡Nicholas!

Se detuvo, estaba como petrificado, listo para correr.

-No es necesario que escapes- le dije ya más cerca.

Volteó y al darse cuenta de quien era, se acercó y me tomó del brazo

-No se lo digas por favor- rogó
-¿Por qué? ¿Cuál es el problema?
-¿Cuál? Que si se entera de quien soy no me querrá hablar nunca más o se volverá loca y gritará como una fan histérica- se exaltó
-Tranquilo, ella no es fan tuya
-Wow, que bueno- dijo aliviado y soltándome
-Pero tienes que decirle- exclamé con tono autoritario
-Jamás-negó con la cabeza.
-¿Piensas mentirle para siempre?- me sentí un poco indignada
-No, solo quiero que me conozca más y luego le soltaré la noticia
-Bueno pero no demores en decirlo ¿correcto?
-Correcto
-Antes de que te vallas, ¿no me quieres dar un autógrafo?
-Sí, claro
-Genial- saqué un papel y le di un lapicero
-Ok, listo-informó después de hacer un gran garabato.
-Genial, adiós
-Adiós

Me sentía muy emocionada, había conocido a mi estrella de música favorita y tenía su autógrafo.

-¿Qué tal?- me preguntó Sophia mientras se miraba frente a un espejo con un vestido nuevo
-Lindo, me encanta- le quedaba muy bien. Mi amiga tenía una muy fina figura y porte importante debido a que desde siempre a practicado baile de salón.
-Gracias. ¿A dónde fuiste?
-A buscar unas zapatillas
-Y ¿dónde están?
-Ninguna me gusto así que regresé
-¿Por qué?
-No había del color que quería- si seguía preguntando no sabría que decir.
-Que pena- por suerte se tragó la mentira y no dijo más.

Luego de mucho comprar, fuimos a tomar unos helados y regresamos a mi casa. Mamá nos esperaba con el almuerzo (mejor dicho cena), que estuvo muy rica. Terminamos y subimos a mi habitación; seguimos charlando como de costumbre y luego ella se fue. Me quedé pensando en lo que habíamos dicho aquella tarde sobre "Claudio". Mi amiga estaba muy entusiasmada con él y yo no quería que le hicieran daño.

El reencuentro… Cáp. 3

Cuando desperté estaba en lo que parecía ser un cuarto de hospital, cosa que comprobé cuando vi una gran aguja en mi muñeca izquierda. Mi madre estaba sentada en unos de los sillones que había en el lugar y mi padrastro en otro. Todo esto me pareció muy extraño, así que intenté recordar lo sucedido, pero solo logre que me diera un fuerte dolor de cabeza.

-¿Cómo te sientes?- preguntó el médico mientras entraba en la habitación
-Mejor, gracias. ¿Qué sucedió?
-Te perdiste en el bosque y una araña te picó. Te dio fiebre y demoraron en traerte porque los paramédicos no los hallaban- informó
-Correcto y... ¿cuando me podré ir?
-Pues en lo que tarden los papeles para darte de alta
-Bien-dije con apenas un hilo de voz
-Por ahora descansa, cuando todo esté listo les avisaré
-Iré a la cafetería. Lucy, ¿quieres algo?- ofreció Andrew, mi padrastro, dirigiéndose a mi madre
-No, gracias
-¿Y tu Sophia?
-Tampoco
-Muy bien, entonces... ya vengo, no demoraré- salió

Los minutos pasaron y mamá no paraba de preguntarme sobre el muchacho del bosque.

-Muy bien, señorita Anderson, todo está listo, ya puede irse- interrumpió el doctor
-Al fin- dije con emoción- Gracias.
-De nada. Pero a la próxima evite adentrarse mucho en los bosques-
-Claro que sí-
-¿Alguna recomendación?- preguntó mi mamá
-Debe guardar reposo durante dos días, aun está débil
-Correcto
-Bueno, hasta la próxima
-Gracias, hasta luego
-Oh, por cierto-dijo el médico volviéndose antes de salir por la puerta-El joven que la trajo le manda saludos y espera que se componga rápido
-Gracias-respondí

Recogí mis cosas y regresamos a casa. Cuando llegamos, mi odiosa hermana estaba sentada en el sofá de la sala; y como si me evitara, apenas vio que atravesé la puerta de la entrada, se levantó y se dirigió a su cuarto.

-Tanto escándalo por ella, por favor- farfulló

Al día siguiente vino Vanessa a visitarme, y obviamente le conté todo. Ella se mostró muy animada y manifestó que le encantaría conocer al misterioso muchacho. Pasados los dos días que el medico indicó, logre salir. Me dirigí a la playa, con la esperanza de encontrar a Claudio, tan solo para agradecerle lo que hizo por mí, pero no lo encontré. Más tarde, salí de compras con Vanessa. Estaba debatiendo conmigo misma cual chaqueta comprar cuando alguien decidió por mí.

-Definitivamente la roja
-¿En serio?
-Sí, contrasta muy bien con tu tono de piel
-Creo que tienes razón. Me la llevo-colgué la otra- Hola Claudio, solo quería agradecerte por haberme llevado al hospital
-No fue nada. Después de todo, fue por mi que acabaste en ese bosque
-Lo se, pero igual gracias
-De nada... ¿el doctor te dio mi recado?
-Sí, gracias…
-Sophia mira ¿Te gusta?- interrumpió Nessa, que salió de Dios sabe donde. De repente, notó que Claudio estaba allí y me miró como diciéndome: ¿Quién es?
-Ah, sí... Vanessa, él es Claudio, el chico me salvó en el bosque. Claudio, ella es Vanessa, mi mejor amiga.
-Hola- se saludaron los dos al unísono
-Sophia, fue un gusto volverte a ver e intervenir en tus guardarropas- reí- pero me debo ir. Adiós chicas.
-Chau- respondimos al unísono
-Wow, ¿él es?- preguntó mi amiga apenas se alejó
-Sí-respondí asintiendo con la cabeza
-Es lindo-dijo con emoción- Bueno, ya vuelvo
-Ok

La araña… Cáp. 2

-Hey ¡Claudio...!- grité mientras lo seguía- ¿A dónde vas?
-Al centro de la ciudad
-Al centro del bosque dirás. Es hacia el otro lado-informé apuntando con el dedo en la dirección opuesta
-Claro- rió fingidamente
-Bueno, ya que lo sabes- dije irónicamente- me voy.
Giré para regresar y en ese momento me percaté de que nos encontrábamos en medio de un gran claro y de que no tenía la mínima idea de como volver.
-Creo que ya llegaste a tu destino
-¿Por qué?- se extrañó
-Porque estás en el medio del bosque
-Genial y para colmo cada vez se me hace más tarde
-Sí, y ese no es el único problema-continué
-¡¿Qué?! ¿Hay más?
-Creo que nos perdimos
-¿Cómo? Tu no te puedes perder, se supone que eres de aquí-dijo colocándose ante mí.
-Sí, pero eso no quiere decir que no me pueda perder
-Trataré de llamar a alguien para que me pueda ayudar-se dio la vuelta
-¿Me pueda ayudar? Hola... estamos perdidos. Estamos, plural, nosotros, los dos- le aclaré como un niñito, poniendo yo esta vez delante de él.
-No me trates como a un idiota
-Lo siento, pero es lo único que me haz demostrado ser
-Mira, dejemos de pelear y busquemos la manera de salir de aquí
-Bueno- sacó su teléfono y yo me senté en una roca que había ahí.
-Es inútil, aquí no hay señal- levanté la mirada y pude ver su rostro de espanto
-¿Qué pasa?- cuestioné un tanto alarmada-¡Ay!- sentí un pinchazo en el cuello.

Corrió hacia mí y puso mi cabeza de costado.

-¡Au! me duele mucho- realmente era terrible
-Tranquila. Dime lo que sientes-
-Un gran dolor, es como si me quemase- las lagrimas empezaron a brotar de mis ojos
-Espera
-¿Qué haces?
-Debo encontrar la forma de comunicarme con alguien
-¡Claudio! ¡Ay! ayúdame...-
-Aguarda- Sacó su móvil y marcó
-Ya te dije que no hay señal aquí- dije entre dientes resistiendo el dolor. De pronto su rostro de esperanza se iluminó con una gran sonrisa
-¿Alo?-
-...-
-En un bosque, perdido-
-...-
-Cerca de la playa-
-...-
-Con una muchacha. Traigan una ambulancia, una araña le picó en el cuello-
-...-
-Ok, pero no se demoren. Adiós -colgó- Tranquila, ya vienen por nosotros- se aproximó a mi y sentó a mi lado.

El dolor era insoportable. Empecé a sentir un gran calor y refrescantes gotas heladas que recorrían mi frente. Era un sentimiento punzante y desesperante el que tenía. Me aferré a su chaqueta en el momento en el que sentí un fuerte aguijonazo más, luego me dio un gran mareo y tuve la sensación de desmayo.

-Despierta, llegaron por nosotros...-susurraron
-¿Cómo?- me sentía muy adormecida y mareada. Cuando intenté ponerme de pie no pude. Estaba muy débil y afiebrada.
-¡Por aquí! -gritó- Vamos Sophia, no te duermas...- la voz se fue alejando mientras yo me desvanecía. Lo último que sentí fue que levantaron en brazos y luego me depositaron en una camilla.

Primer encuentro… Cáp. 1

Europa, 735.000.000 historias que se cruzan a diario por sus diferentes países y ciudades. Quizá la mía sea una más de las tantas que allí se dan, pero a veces quisiera que nada de esto hubiera pasado, quisiera que todo sea un sueño del cual pronto despertaré.

Era un día frío y oscuro pero necesitaba salir de casa, no soportaba a la odiosa de mi hermana.

-¡Estoy harta de ti!- grité
-¡Pues vete!- dijo en tono arrogante
-¡Te odio!- respondí mientras salía de casa tirando la puerta
Corrí a la playa y me tiré en la arena.
-¡Simplemente no la soporto!- grité.
¿Cómo era posible que mi hermana, mí propia hermana, hubiera inventado tal mentira sobre mí?
-Tanta amargura a estas horas de la mañana te hará daño- alguien aconsejó
-¿Ah?- dije asustada a la vez que me ponía de pie de un solo salto
-Lo siento si te asusté- se disculpó -Ya me iba, adiós.-informó detrás mío.

No tenía ganas de saber quién era aquel joven así que sólo volví a sentarme el arena luego de echar algunas vistazos para nada intencionales hacia atrás, observándolo marcharse. Me quedé pensando en lo que había pasado con mi hermana. ¿Qué le había hecho yo para que inventara algo así? Apenas y podía recordar cómo era nuestra relación hacía unos años cuando aún había lago bueno entre nosotras. Entre pensamiento y pensamiento pasaron los minutos y decidí regresar a casa pues el frío se hacía más intenso y empezaba a oscurecer.

-¡Ya llegué!- anuncié en el umbral de la puerta principal.
Nadie respondió
-¿Hay alguien en casa?
No hubo respuesta.
-Genial, deberían preocuparse por mí y se van a la calle- dije luego de leer una nota junto al teléfono.

Miré la TV por un momento y después me quedé dormida. Al despertar mi madre, padrastro y hermana ya estaban allí. Para no causar problemas con Leha, mi hermana, me dirigí a mi habitación y me paré frente al espejo para practicar un poco de vals, mi preferido, pero no lograba concentrarme, así que empecé a cantar y a tocar el órgano, mas tampoco lo logre; el rostro de ese muchacho daba vueltas en mi cabeza; aunque estaba con bufanda y no le pude ver bien, no podía dejar de pensar en él. “Por Dios que te pasa, deja de pensar en él, ni siquiera lo conoces” pensé. Al parecer no quise hacer caso a mi pensamiento, pues continué pensando en aquel misterioso muchacho. Finalmente me quedé dormida.
La luz de un nuevo amanecer entrando por mi ventana me despertó muy temprano. Bajé de la cama y fui al baño a lavarme la cara para luego bajar a la cocina por un poco de jugo de naranja. Encendí la televisión y estaban dando las noticias.

-…la nueva estrella juvenil, Nicholas Fletcher, se encuentra aquí en Liverpool-informó la reportera
-Aj y a mi ¿qué?- nunca me había gustado ese niñito engreído, así que apagué la televisión y saqué el jugo de naranja de la refrigeradora.
Mi hermana entró rápidamente en el lugar y encendió el televisor una vez más. Al parecer escuchó el nombre de su “amorcito” desde su habitación. Y tal como lo pensé apenas vio la noticia, corrió a su cuarto y luego de unos minutos bajó vestida.
-No me esperen y si no vuelvo es porque hallé a Nicholas y soy su esposa- informó mientras salía de casa.

Al oír eso no pude evitar estallar en carcajadas, reí tanto que el estómago me dolía.
Esa misma mañana volví a la playa pensando que tal vez podía volverme a encontrar con él y así fue. Estaba sentado en la arena mirando el mar, lo observé por un momento y luego decidí sentarme también, necesitaba saber quien era. Al darse cuenta de mi presencia se paro y se dirigió hacia el bosque, muy extrañada le dije:

-Hey ¡espera! ¡Debo preguntarte algo!-lo llamé
Al oír esto él acelero su paso y empezó a correr, lo seguí hasta que lo intercepté y le pregunté sin más rodeos:
-¿Quién eres?
Escuchó esto y me contesto muy dudoso:
-Eh... ¿yo? ¿Quieres saber mi nombre?
-Si, sino no te preguntaría-respondí sin poder evitar sonreír.
-Primero dime el tuyo
-Yo pregunte antes
-Y yo después-dijo animado.
-Está bien, me llamo Sophia-contesté luego de pensarlo un poco.
-Ah, bueno yo me llamo... pues... –no sabe cómo se llama-¡Claudio! ¡Si Claudio!-
-¿Tanto para decirme tu nombre? Acaso sufres de algún problema de memoria- reí mientras me miraba con una mala cara
-Si que graciosa-contestó un poco molesto- ya me voy

Entonces noté que nos habíamos alejado mucho de la playa y de la ciudad…