viernes, 16 de marzo de 2012

Cap 27

Luego de aquel pequeño incidente en la librería, tardé mucho en pasar por ahí otra vez. Pero las circunstancias me llevaron frente a la puerta del recinto. Era el cumpleaños de mi abuelo y lo iríamos a visitar para pasar unos días con él, de manera que debía encontrar un regalo que le agradara. El hombre siempre había disfrutado de la compañía de un buen libro y en casa tenía una gran colección de los mismos, una biblioteca realmente grande y variada; de manera que convine que un buen ejemplar lo haría feliz y si era uno de aquellos antiguos libros sobre crímenes y misterios sin resolver, sería aún mejor. El asunto es que luego de pasearme por muchas librerías no pude encontrar tales tomos y de pronto me vi obligado a acudir a aquella gran reserva de libros antiguos, donde de seguro encontraría alguno como el que buscaba. Pero había algo que no me dejaba tranquilo. La última vez que había estado allí práctricamente quedé en ridículo marchándome de esa manera tan intempestiva y por lo general me costaba mucho olvidarme de acontecimientos tan vergonzosos como aquel. Mas una idea llegó a mi mente aparentemente como una salvación. Lo que me preocupaba era que esa chica me reconociera y supiera que era el extraño tipo que había huido estúpidamente pero, era un tanto improbable que ese día atendiera la misma persona en la librería pues cuando estuve ahí era lunes y ahora era sábado y podía ser su día de descanso.
Así pues, con esa idea salvadora me llené de valor y fui al tan mentado lugar. Cuando ingresé, para mi sorpresa, lo primero que vi fue a la joven de la vez anterior parada detrás de mostrador de la entrada, concentrada en la lectura de un libro que tenía la pasta bastante maltratada por el uso. Quise pasar deapercibido  pero era muy tarde, la puerta se cerró detrás de mi ruidosamente lo cual hizo que apartara su atención del libro, cosa que la insignificante campanilla que sonó al momento en que entré no había logrado.
-Bienvenido-saludo con amabilidad mientras cerraba el tomo-¿En qué lo puedo ayudar?
Yo seguía parado en la puerta sin reaccionar esperando que la tierra me tragara.
-Adelante-me invitó.
Parpadeé un par de veces y caminé hacia a ella.
-Busco un libro.
Es obvio.
-¿De qué tipo? ¿Quizá algo de poesía?
Reí ante el recuerdo y respondí negativamente.
-Algo como un libro policiaco, con misterios.
-Sí por su puesto. Acompáñeme.
Caminó entre los estantes y yo la seguí. Se detuvo frente a uno y extrajo unos cuantos libros.
-¿Son para usted?-preguntó mientras trataba de simular que no intentaba con fervor alcanzar la parte más alta de la repisa.
-No, es para mi abuelo-le dije-Déjame ayudarte-añadí.
Ella se hizo a un lado.Con facilidad le di el libro y sonriente me lo agradeció.
Me detuve un segundo en observarla.
Era bella. Tenía una hermosa sonrisa. Su piel era blanca y sus ojos claros, juntos hacían un muy bonito contraste con sus cabellos oscuros. Había algo en su rostro que se me hacía familiar y a la vez sus modos me hacían pensar que no era como las muchas personas que había conocido en mi vida.
-Aquí tiene. Estos son todos los ejemplares policiacos que tenemos.
Le di un par de vueltas a los libros, simulando que los analizaba pero lo cierto es que no tenía ni la más remota idea de aquello. Así que me aventuré a preguntarle cual escogería ella y, a diferencia mía, ella parecía haberlos leído todos y, muy hábilmente, escogió uno. Sin decir nada más, acepté y le dije que lo llevaría.
Volvimos al mostrador y le pagué por el libro para luego marcharme con la idea de que a aquella chica la había visto en algún lado.

Sophia:
Había conseguido ocupar mi agenda al máximo, de esa manera los deberes me impedirían pensar en mis problemas y pronto aprendí a bloquear el dolor que la ausencia de Lucas me causaba pero, el problema era que cuando llegaba la hora de ir a dormir tardaba horas en conciliar el sueño. Daba vueltas en la cama como una loca, prendía y apagaba la luz, leía, veía televisión, incluso salía a correr y cuando regresaba, tomaba un baño y me metía en la cama, mis párpados se negaban a pesarme. Claro que había noches en las que conseguía dormirme con facilidad pero durante la madrugada despertaba repentinamente y ya no volvía a cerrar los ojos. Todo de noche se escucha más así que el mínimo sonido parecía un concierto y me impedía descansar. Era terrible pero, aunque no durmiese, por la mañana no tenía sueño y parecía que había dormido de maravilla y no bostezaba en todo el día, lo cual lo hacía más extraño de lo que era. De cualquier manera, odiaba la noche.

Aquel fin de semana iría a Roma a visitar a mi madre y pasar un tiempo con ella. La extrañaba mucho así que me sentaría de maravilla verla y pensé que posiblemente el cambio de aire me ayudaría con el insomnio, más tarde entendí que eso no pasaría pues no pude pegar el ojo por un buen rato, y el hecho de que hubiera una tormenta no me ayudó. Siempre le había tenido miedo a los truenos pero durante las noches como aquella, siempre había estado alguien conmigo: mi mamá,Vanessa, mientras vivía con ella, Lucas....
Lucas.
Una lágrima mojó la almohada. Muchas otras la siguieron y pronto la tela estaba toda mojada.
Sentía que algo aplastaba mi corazón.
La luz de la luna entraba por la ventana. Me puse de pie para acercame. El cielo estaba estrellado, más bello que nunca.
Pero él no lo puede ver.


Por la mañana bajé a tomar desayuno y encontré a mi madre y a mi padrastro preparando la comida. Justo como lo recordaba.
-¿Chocolate?-ofreció mi madre.-¿O es demasiado para ti?
-No, está bien-respondí sonriente.
Puso la tasa humeante de líquido marrón frente a mí y se sentó a mi lado esperando que el suyo enfriase un poco.
-¿Qué les apetece hacer hoy?-preguntó mi padrastro.
-Depende de que lo quiera Sophy-dijo la mujer y se giró para verme.-¿Y bien qué es lo que se te ocurre para hoy?
Aunque la escuchaba sus palabras no llegaban a mi cerebro y no me di  cuenta de que me estaba dirigiendo la  palabra.
-¿Sophia?
Esta vez logré hablar pero no fue precisamente sobre lo que ella quería saber.
-Si pudieras reparar algún error en tu vida ¿qué sería?-le pregunté sin mirarla.
-¿A qué te refieres?
-¿No hay nada de lo que te arrepientas?
Ella me miró sorprendida y luego de unos segundos respondió.
-Probablemente pero, si pudiera arreglarlos no lo haría. Sólo cometiendo errores se aprende.
Era una respuesta razonable.
Asentí. Tomé mi tasa y me puse de pie.
-Si quieren salir, vallan. La verdad no me siento bien. Iré a mi cuarto.-comuniqué con amabilidad-Gracias mamá.-le sonreí.

La gruesa tela con la que estaban hechas mis cortinas impidió que la luz entrara y de pronto la oscuridad llamó al sueño y logré dormir como no lo había hecho desde hacía mucho. No recuerdo lo que soñé pero sí que el sonido de mi teléfono me despertó.
Era la mamá de Vanessa.
-Está muy enferma así que hemos tenido que internarla-me informó.
-Oh, Dios mio. Qué terrible. ¿En qué clínica está?
-De todos modos no tiene importancia que sepas el nombre-añadió luego de decirme el lugar- No creo que te sea posible venir desde tan lejos y con la agenda tan ocupada, sólo llamaba porque me pareció importante que lo supieras.
-No, todo lo contrario. Pasaré por ahí de inmediato. Estoy en casa de mis padres pero pensé que Vanessa estaba en Liverpool.
-No, gracias a Dios ella se mudo conmigo hace poco.-comentó-Qué bueno que vengas. Te esperamos.

-¿Cómo te sientes?-le pregunté sentándome a los pies de cama.
-Mejor. Parece que las pastillas están haciendo efecto.
Pues si eso era cierto y mi amiga estaba mejor pues no quería imaginar como había estado. Su semblante era muy pálido y tenía grandes ojeras, su cabellos había perdido brillo y su voz era frágil.
Me puse de pie y caminé por el pequeño cuarto.
-¿Y esa chaqueta?-quise saber ante la sorpresa de que en su habitación hubiera una prenda masculina.
Ella pareció sorprenderse tanto como yo pero al momento con tranquilidad aseguro que era su padre.
-¿Cuánto tiempo tendrás que quedarte aquí?
-Aún no lo sé los médico están haciendo un par de análisis todavía así que no nos lo han dicho todavía.
Asentí con los labios fruncidos.
-Lo importante es que te vas a recuperar.
-Con permiso-la puerta se abrió.
Era Josua. A diferencia de Nicholas y yo, Josua y Vanessa había mantenido su relación y eran bastante felices con eso. Como era natural había ido a visitar a mi amiga.
-¡Sophia!-exclamó con emoción y alegría-Qué bueno verte-me abrazó.
-¿Qué tal Josua?-lo saludé con una sonrisa-Sí, es cierto hace mucho que no nos vemos.
La puerta se volvió a abrir. La felicidad se me escapó del cuerpo.
-Hola-saludó, simulando naturalidad.
¿Qué diablos hace aquí?
-Josua me contó de Vanessa y pensé en acompañarlo-dijo como si pudiera leer mi mente.
La tensión se sentía en el aire. Se hizo un silencio grutal, que fue roto por el amigo de Fletcher al preguntarle a su novia cómo se sentía.
-Ya me quiero ir. Los doctores siguen haciendo análisis así que aún no sé cuándo me darán de alta.
-Tienes que ser paciente, es mejor que descarten todo ahora y que cuando salgas estés segura de que no volverás aquí otra vez-le recordó.
Nicholas seguía mirándome y yo ya no lo soportaba más, debía salir de ahí.
-Creo que ya somos muchos aquí.-dije observándolo con ojos fríos-Vuelvo luego-me dirigí a mi amiga y luego añadí viendo a su enamorado-Fue un gusto volver a verte, Josua. Con permiso.
Una vez fuera respiré profundamente

Lucas:
A mi abuelo le encantó el regalo, dijo que había sido una muy buena elección.
Al día siguiente de la celebración, estábamos sentados juntos en la sala conversando, cuando recibí una llamada de la mamá de Vanessa, al parecer su hija había caído enferma gravemente y estaba internada en una clínica en Roma y que si quería verla debía apurarme, antes de que Sophia lo supiera. De manera que me escusé con mi familia y partí a la cápital. No me detuve en ir a mi casa a dejar mis maletas, fui directo a verla.
Estuvimos un rato conversando y luego recordé que mis cosas todavía estaban en el auto, me sentí cansado y pensé en ir a casa a tomar un baño. Y así lo hice. Ya lejos del hospital me di cuenta de que había dejado mi chaqueta en la habitación de Vanessa pero ya estaba cerca de casa así que decidí volver luego por ella.

Luego de tomar una ducha caliente, cambiarme y comer algo, volví a la clínica. Pero antes de entrar en la habitación de mi amiga le pedí a una enfermera que cerciorase de que Vanessa estaba sola y una vez que dijo que sí ingresé.
-Mi chaqueta-dije mientras la tomaba- Pensé en volver por ella de inmediato pero ya estaba muy lejos.
-Fue mejor así. Sophia estuvo aquí y preguntó por ella, le tuve que decir que era de mi padre, felizmente me creyó.
Suspiré con alivio. Si hubiera vuelto aquello hubiese sido una pesadilla y todo se habría venido abajo.
Continuamos hablando hasta que el horario de visitas terminó y me vi obligado a marcharme.
Aquella noche dormí intranquilo. Visitar a Vanessa durante su estadía en la clínica era un riesgo pero ella era mi amiga y no podía dejarla en un momento tan crucial de su vida.

De alguna manera encontré, el estar en aquella librería de antiguedades, muy pacífico y placentero. Era tan callado y pocas personas se asomaban por ahí. Pronto descubrí que por mucho que quisiera evitar aquella joven, no podría. Era la única que trabajaba ahí así que si quería evadirla tendría que dejar de frecuentar el lugar y no lo haría porque los libros que habían ahí ocupaban mi mente y así ya no pensaba en mis problemas.
Lo cierto era que no solo los libros me distraían sino que aquella chica también lo hacía. Me observaba con cautela, pensando que yo no lo notaba, trataba de hacer el mínimo ruido cuando se acercaba pero de igual manera me daba cuenta de su presencia. Ella no sabía mi nombre y yo no sabía el suyo. No se lo había dicho pues aún no podía pronunciar mi "nuevo" nombre y hacer que el resto creyera que estaba seguro de lo que decía, además la oportunidad no se presentaba todavía. Mas no tardó en llegar.

jueves, 23 de febrero de 2012

Cap 26

Si mis cálculos no me fallaban aquella era la mañana número ocho desde la muerte de Lucas y la número tres desde mi deprimente encierro.Luego de salir del hospital  me puse en contacto con todas las personas necesarias para obtener información sobre Lucas, era seguro que había muerto pero quería saber cuánto tardarían en rescatar su cuerpo y cuando sería el funeral. Pero, las malas noticias sólo estaban por venir. El cuerpo de mi amigo nunca sería encontrado. Los pocos cadáveres que habían sido rescatados fueron aquellos que no se desintegraron al momento de la explosión y los que no habían sido comidos por los tiburones.
No había podido ni podría decirle adios a mi mejor amigo.
Luego de saber aquello, me di cuenta de cuan miserable era mi vida. Esa noche fui a un bar a tomar unas copas y cuando me di cuenta estaba tan ebria que apenas recordaba mi dirección. Desperté con una terrible resaca y me quedé todo el día en mi departamento. No quería ver a nadie. Mi vida había terminado. Era una pobre estúpida y la culpable de que Lucas estuviese muerto, pues, después de todo, si no hubiese sido tan insensible y hubiera pensado antes de hablar él y yo nunca hubiéramos peliado y no se habría marchado. ¿Cuántas estupideces más tenía que hacer antes de verme al borde del precipicio? Aunque en aquel punto, creo que ya lo estaba.
¿Qué sentido tenía el dinero, la fama, los "amigos", si iba por ahí destruyendo la vida de la gente? En otras palabras, ¿qué sentido tenía mi vida? ¿qué sentido puede tener la vida de alguien que había logrado aparatar a todos aquellos a los que amaba y que no podía traerlos de vuelta? ¿De qué me servía ser una super modelo si eso sólo pagaba las cuentas mas no me hacía feliz?

Pasado el segundo día de mi encierro Marshall dejó tantos mensajes de voz en mi móvil que lo saturó y ya no pudo dejar más, al igual que con el teléfono fijo del departamento; de manera que se dio por vencido y fue a buscarme. Cuando llegó y llamó a la puerta no quise si quiera dar señales de que seguía allí pero llegados al punto en el cual estaba dispuesto a tirar la puerta abajo con tal de entrar, me vi forzada a dejarlo entrar.
-Esto es un desastre-opinó, tan pronto cuando vio el caos que se había dispersado a mi alrededor.-¿Cuándo fue la última vez que te peinaste? Sophia, te ves terriblemente mal. Parece que un trailer te atropelló. Las ojeras están a punto de llegarte a la barbilla.¿A caso no has dormido? ¿Todos estos días te la haz pasado ebria como la noche pasada?-continuó regañándome mientras yo caminaba hacia la sala y me volvía a sentar en el sofá.-¿Ya viste esto?-tiró un montón de revistas y periódicos sobre la mesa de centro-Jamás te habías embriagado tanto.
Apenas pude creer que aquella chica que parecía apenas poder caminar era yo. En cada una de las portadas estaba yo y claramente no era algo de lo que pudiese estar orgullosa. Definitivamente había tocado fondo.
-No tienes ni idea de todo lo que he tenido que hacer para aplacar a la prensa. ¡Esto es demasiado!-jamás había visto a Marshall tan enojado. Ni siquiera cuando unos de sus hijos había hecho uno malcriadés. -No pienso tolerar que esto llegue más allá. Esta es la primera y última vez que encabezas un espectáculo así, esto se acaba ahora y aquí. Tus padres están muy enojados, en especial tu padre. Apenas logré convencerlo de que no viniese para acá. Está furioso, perdón,estamos furiosos.-se quedó callado intentando recobrar la respiración y detuvo su andar de un lado para otro. Me observó esperando que dijera algo- ¿No vas a decir nada, o es que acaso no recuerdas nada de esto?
Realmente no sabía qué decir.¿Perdón?. Eso sólo lo molestaría más.
-Tuve que rechazar muchas entrevistas, mentir, pedir disculpas por algo que yo no hice y pagarle al muchacho para que no hable-continuó.
-¿Muchacho? ¿Qué muchacho?
-¿Cómo que cuál muchacho? El que besaste en el bar.¿O ya te olvidaste? Por suerte no pasó a mayores.
¿¡Había besado a un chico y no lo recordaba!?
-Si no piensas comprometerte con tu trabajo y sobreponerte, entonces se acabó Sophia.-advirtió con severidad. Pero luego se tranquilizó, tomó asiento junto a mi y en tono más bajo y compresivo continuó-Oye, entiendo que todo el asunto de Lucas te ha afectado pero, es ahora cuando debes ser fuerte y seguir adelante. Eso es lo que él siempre quiso, que nunca te dejaras arrastrar por la tristeza. Como amigo te digo que undirte en la depresión no hará más que llevarte a una clínica psiquiátrica y, como agente, sólo puedo decir que si no te sobrepones...no voy a seguir trabajando contigo.
Yo no sabía que hacer, no sabía que decir. Marshall tenía razón, esto no era bueno para mi. Necesitaba relajarme y seguir adelante. Después de todo, el modelaje era lo único que tenía y no podía arruinarlo como el resto de cosas.
-Está bien. La función debe continuar ¿verdad? Sólo dame un día más para arreglar este desastre.
-Perfecto.-se puso de pie-Enviaré a una mucama para que limpie todo esto.-anunció mientras cruzaba el umbral de la salida.

Lucas:
Las calles de Roma me hacían sentir en casa otra vez. Me gustaría decir que estaba feliz pero aún me sentía mal por el asunto de Sophia pero de cierta manera tenía la sensación de que a la larga sería la mejor decisión.   Desde que me había apartado de ella, me había dedicado a mi familia y a trabajar en la empresa de un tío, al cual, por su puesto había tenido que contarle todo lo que había pasado para que así, me diera un trabajo que no me exigiera ser visto o reconocido en la oficina pero que no fuera menos demandante que cualquier otro empleado del negocio. De manera que me nombró administrador de una pequeña sección y contrato un asistente que recogería mis informes y los llevaría a la empresa y así yo no tendría que aparecer mucho en la empresa al menos hasta que la gente se olvide del accidente y de mi supuesta muerte.
Ya había terminado de hacer el último informe del mes así que salí a estirar las piernas un poco. Caminando sin rumbo llegué a una especie de librería pero que no se parecía al resto de librerías en las que había estado. Llevado por la curiosidad más que por la necesidad de adquirir un nuevo ejemplar, ingresé en el recinto. Era grande y acogedor, habían muchos estantes repletos de libro que no aparentaban ser nuevos, era algo así como una librería de antigüedades. En el fondo del lugar, terminando con todos los almanaques había una pequeña sala con apenas dos asientos y una mesita de centro, la luz del sol entraba por una ventana de madera a un lado, iluminando el espacio de manera hermosa. Me acerqué a una estantería cercana y encontré un libro de poemas, lo tomé y me senté a leerlo. Empecé a revisar las páginas y los nombres de los poemas, ninguno llamaba mi atención pero, cuando estaba a punto de cerrar el libro y regresarlo al estante, un título me dejó pegado en la silla. "Poema 20- Pablo Neruda". A medida que mis ojos pasaban revista sobre cada uno de los versos, mi corazón se oprimía y mi vista se empañaba.
"Yo la quise, y aveces ella también me quiso"
¿Qué tanto se aplicaba esa frase en mi caso? Y si no se podía aplicar entonces ¿por qué me la recordaba tanto?
"En noches como ésta la tuve entre mis brazos"
Mientras ella dormía y yo susurraba en su oído cuanto la amaba aún a sabiendas de que ella no me oía.
"Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos"
Sus ojos hermosos y celestes como el mar.
"Pensar que no la tengo,sentir que la he perdido"
Porque ella me impulsó a hacerlo, aunque a mi me doliese, aunque a ambos nos pesase.
"Es tan corto el amor y es tan largo el olvido"
La había amado por más de nueve años,entonces ¿cuántos años tardaría en olvidarla?
Una lágrima corrió por mi mejilla y se estrelló contra las páginas de poesía.
-Oh-la voz de una mujer se dejó oír.
Había visto mi lágrima caer y al parecer le sorprendió.
Cerré el libro y secándome la cara con el dorso de la mano, me puse de pie.
-¿Quién está ahí?-exigí saber.
Había una muchacha de cabellos castaños detrás de un aparador que intentaba esconderse.
-Lo siento, no quise ser entrometida.
-No te preocupes. Sólo estaba leyendo un poco.-respondí, poniendo el libro de vuelta en el estante.-Pero ya se hizo tarde-añadí-con permiso.

lunes, 2 de enero de 2012

Cap 25

Lucas:

Salí del edificio y subí en el primer taxi que vi.
Sentía cómo por dentro el corazón se me estrujaba de dolor y amargura. ¿Cómo alguien podía ser tan mal agradecido e insensible? Aquello que Sophia me había dicho me había hecho darme cuenta de que quizá realmente era un estúpido y que perdía mi tiempo junto a ella. Pensé que era tiempo para mi.
Llegué a mi apartamento y busqué una maleta, coloqué todas mi ropa y tantas pertenencias como pude, tomé otro taxi y me dirigí al aeropuerto.
-Un boleto para el próximo avión a Italia, por favor.
La señorita detrás del mostrador tomó mis papeles y el dinero, finalmente me entregó el boleto de avión e indicó la hora de salida del vuelo.

Ya había hecho todo el trámite para que revisen las maletas y demás. Me iría y dejaría que Sophia se las arreglara sin mi.
-Sí, hoy vuelvo a Italia, dile a mamá que pronto la veré.
-Estoy muy feliz de que regreses hijo, le daré tu recado a tu madre. Adios.-contestó mi papá.
-Adios.
Hacia mucho calor así que fue al baño a mojarme la cara un momento, la verdad es que tuve que correr porque faltaba poco para que mi vuelo partiera.
Estaba saliendo de los servicios higiénicos cuando alguien me detuvo, era un amigo de mi abuelo que precisamente acaba de llegar al país, me entretuvo preguntándome sobre mi y para cuando terminamos de conversar con lo primero que me encontré fue con el gran panel que anunciaba el ritmo de los vuelo del día y para mi sorpresa descubrí que mi avión había partido.
No pensaba tomar eso como un aviso de que debía quedarme ni nada por el estilo yo me marcharía esa tarde así tuviese que comprar otro pasaje. Y así fue, compré otro boleto y ese mismo día partí de vuelta a Italia.

Sophia:

-Ven aquí un momento-me llamó Marshall y me llevó caminando lejos de las personas con las que había estado hablando.-Hay alguien que quiere conocerte.
Frente a nosotros había un hombre, de inmediato lo reconocí.Valentino.
-El gusto es mio-respondió.
Me sentía como en el mismo cuento de hadas. Una cosa era estar en su fiesta y vestir sus diseños y otra muy diferente estrecharle la mano.
Tuvimos una conversación muy amena, la cual fue interrumpida abruptamente.
-Señorita Anderson-interrumpió mi asistenta-La llama Vanessa Pierce. Dice que es urgente y la verdad suena muy desesperada.
Miré a Marshall con la duda en el rostro, él asintió dándome permiso para contestar.
-Disculpen-tomé el teléfono y me hice a un lado.-Vanessa¿qué sucede?
-Sophia....ha sido tan difícil comunicarme contigo...-su voz se oía tan aplastada de dolor-Yo no sé como....decirte esto...
-Vanessa, Vanessa tranquila, respira y relájate. Dime qué pasó.
-No puedo tranquilizarme Sophia....él...está muerto.-estalló en llanto.
-¿Él? ¿Qui-quién es él?-la desesperación y angustia se apoderaban de mi.
-Lucas-susurró.
Sentí como todo se venía abajo. Por un segundo no lo creí. La respiración empezó a fallarme.Él no podía estar muerto no....
-¿Lucas muerto?-repetí casi en un grito.
De inmediato las miradas se centraron en mi.
Unos brazos amortiguaron mi caída.

Los párpados me pesaban y sentía un incón en la cabeza. La luz del foco sobre mi cabeza me segó un poco cuando intenté abrir los ojos. Eché un vistazo al rededor, era un cuarto de hospital.
-Qué bueno que despertaste-dijo Marshall-¿cómo te sientes?
-Bi-bien-me incorporé-¿Haz hablado con Vanessa? La llamada se cortó.
Marshall observó al médico, el cual asintió.
-Sophia, ayer, en la fiesta de Valentino, Vanessa te llamó y...ella te dio una noticia.¿No la recuerdas?-preguntó con mucho tacto.
Un escalofrío me recorrió.
-Lucas-susurré con el poco aire que me quedaba. Quise ponerme de pie. Buscando mi teléfono.-Él no está muerto-aseguré.
-¿Qué haces?-cuestionó mi manager al verme con el celular en las manos.
-Llamarlo verás cómo contesta.
Había perdido el control por completo.
-Sophia, Sophia-entre Marshall y el médico me tomaron de los brazos y me recostaron en la cama otra vez.
-Déjenme-exigí-debo llamarlo.Él-no-está-muerto-bramé-No está muerto-estaba la borde del delirio,ahora lo reconosco.
-¡Enfermera!-llamó el doctor.
Una mujer vestida de blanco, ingresó en la habitación y mientras los dos hombres luchaban por mantenerme en la cama, la enfermera me inyectó un calmante.
Poco a poco la vista se me nubló y lo único que pude pensar fue que si Lucas hubiese estado allí, eso no hubiese pasado....

Lucas:

Cuando llegué a Italia fui directo a mi casa y cuando estuve allí, mi madre vestida de negro, me abrió la puerta.
-¡Lucas!-sollozó-Hijo,hijo-lloró mientras me abrasaba.
¿Por qué mi madre lloraba y estaba vestida de negro?
-Eres tu...yo lo sabía...mi hijito.Dios mio,gracias.
-Mamá, ¿qué pasa?
-¿Lucas?-era la voz de mi padre, proveniente de la sala.
Entré en su búsqueda. Él estaba en el sofá y al verme se puso de pie y me miró con desconsertación. Como quien ve a un fastama. Caminó hacia mi pero se detuvo, continuó observándome y de pronto se arrojó entre mis brazos hecho un mar de lágrimas.
-Sabía que Dios iba a traer a mi hijo de vuelta.
-¿Qué sucede?-pregunté una vez que me soltó-¿Por qué se comportan así?
-Hoy por la mañana, nos llamó el representante de la línea aérea y nos dijo que tu avión había caído y que nadie había sobrevivido.-la voz se le quebró.
-Lo que no sabemos es cómo estás aquí-dijo mamá.
-Perdí el avión y tuve que tomar otro.Posiblemente mi nombre no se borró del sistema. Debería ir a revisar eso pero, lo importante es que estoy aquí.-me puse de pie y los abrazé.

Tal como había supuesto, hubo un error y mi nombre no se había borrado de la lista de pasajeros. Cuando iba de camino al aeropuerto para hacer las averiguaciones pertinentes, me di cuenta de que quizá aquello no había sido un simple error. Era mi oportunidad, yo quería alejarme de Sophia y que ella se olvidara de mi y qué mejor manera de hacerlo que dejarla creer que estaba muerto, era cruel pero de alguna manera era lo mejor.
Así que cuando me presenté en el aeropuerto, di otro nombre, argumentando que era un familiar, me mostraron la lista de pasajeros. Mi nombre estaba allí.
-Eso es todo, gracias-le dije al encargado.
-Mi más sentido pésame-respondió antes de marcharse.
Salí e hice una llamada.
-¿Operadora? Quisiera el número del taller principal de Stella Pierce, por favor.
-Un momento.
Llamaría allí y pediría que me comunicaran con la mamá de Vanessa para que me pudiera decir si ella seguía en Liverpool o se había mudado ya a Italia, pues la última vez que había hablado con mi amiga me había comentado que para estar cerca de su madre, y como esta residía actualmente en Roma porque había mudado el taller de confecciones principal a Italia, ella se mudaría también.
-Gracias-respondí una vez que tuve el número.-Ciao, mi chiamo,Lucas Bartolini, vorrei comunicarmi con la signora Stella Pierce, per favore.(Hola, mi nombre es Lucas Bartolini, quisiera comunicarme con la señora Stella Pierce)
-Un momento per favore.-respondió la señorita al otro lado de la línea.
Luego de un momento la voz de la madre de Vanessa sonaba del otro  lado de la línea. Le dije que aquello de "mi muerte" era un error y que quería saber si su hija estaba en Roma, finalmente me dijo que sí y me dio la dirección de la casa en donde estaba.
-Gracias.
Subí a un taxi y fui a ver a Vanessa.

Luego de una aparición inesperada en casa de mi amiga de una larga charla llena de persuasión, logré convencer a Vanessa para que me ayudara con mi plan.En un principio se rehusó e incluso quiso llamar a Sophia para decirle que estaba allí pero pude detenerla y finalmente aceptó.
Esa misma tarde destruí mi teléfono y adquirí otro. Sophia no podía encontrarme.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cap 24 (2da parte)

-¿Y ahora qué piensas hacer?-inquirió Marshall, mientra me observaba caminar por toda la habitación, llena de desesperación.
Lo cierto era que no sabía como decirle a Lucas lo que había hecho.
-No lo sé, supongo que ya no importa, a estas alturas ya lo debe haber oído.
-¿Y piensas que va a adivinar lo que se supone que sigue? Ni tú sabes qué sigue.
El teléfono sobre la mesa anunció una nueva llamada e inmediatamente los nervios se me pusieron de punta.
-Me llegó la hora-murmuré
-Iré a...-Marshall comenzó a buscar una escusa para abandonar la habitación-Dejaré que hables a solas.
Dio media vuelta y salió del lugar.
-Genial-bufé.-Diga.
-Explícame qué sucedió en la entrevista. ¿Qué diablos tengo ver yo?-exigió Lucas del otro lado de la línea.
-Bueno yo...pensé que...debía darte una oportunidad.
-¿Una oportunidad? ¿Qué es eso un milagro de Navidad?-se burló-Y si fuera así ¿A qué se debe que luego de tanto tiempo lo hallas decidido?
Era cierto. Lucas tenía más de cuatro años intentando que "le diera la oportunidad" y era un poco repentino que sucediera en ese momento.
-No lo sé, después de todo este tiempo quizá sea momento de que suceda. ¿No estás feliz?¿Por qué no estás feliz?
-No acabo de creerlo
-Vamos a cenar, yo invito.
-Paso por ti en la noche.
-Bien. Adios.

Llamaron a la puerta. Corrí a atender mientras me ponía el último arete.
-Buenas noches, Lucas.
-Buenas noches.-respondió con una sonrisa de oreja a oreja-Me tomé el atrevimiento de traerle un ramo de rosas a la hermosa señorita.-anunció mientras ingresaba detrás mio.
Me di vuelta para verlo, él mostró las flores, hermosas.
-Quisiera decirte que te ves más hermosa que nunca pero...es que siempre te ves preciosa.
Sentí como el rubor subía por mis mejillas a una velocidad impresionante.
Caminé hasta él para tomar las rosas.
-Gracias-le di un beso en la mejilla.Tomé las rosas y fui a la cocina para ponerlas en agua.

-¿Mesa para dos? Por aquí por favor.
Caminamos detrás del mozo y antes de que pudiera dar muchos pasos lejos de él, Lucas me tomó de la mano y me puso cerca suyo.
-Y...¿vas a explicarme finalmente a qué se debe esto de la "oportunidad"?-me preguntó una vez que el  camarero nos dejó a solas.-¿Es que finalmente decidiste era tiempo de un nosotros o no supiste qué hacer para salir del callejón en el que te puso esa reportera?
Sentí cómo el corazón se me disparó,¿cómo mentirle a la cara?
-Bueno, la verdad es que...no supe qué decir y pensé en ti. Decidí que quizá era momento de un "nosotros".Sé que es terrible lo que te estoy haciendo pero, quién sabe, quizá al tomar este compromiso las cosas sean más fáciles y, con lo dulce que eres, termine por enamorarme de verdad.
-En otras palabras, jugarás al conejillo de indias conmigo.
-No-respondí con rapidez.
-¿Ah no? ¿Entonces qué....solamente "probarás" lo que ser mi enamorada se siente? Lo siento Sophia, no pienso prestarme para tu jueguito.-dijo con seriedad.
-Esto es lo que siempre has querido ¿no es así?
-No, lo que siempre quise es que me amaras de verdad no jugar a tomarnos de las manos a ver qué sucede y en cuantas portadas saldrás.-se recostó sobre la mesa, acercándose para que no nos escucharan y en susurro dijo-Una vez más piensas que soy un títere. El hecho de que esté enamorado de ti y que te halla prometido que nunca me iría no quiere decir que puedes usarme a tu antojo.
Sentí un pequeño escalofrío que me recorrió el cuerpo. Lucas tenía razón, era egoísta y estúpida.
-Lo siento-tomé su mano-¿por qué no fingimos que nunca pasó esto?
-No lo toleraré una sola vez más.-advirtió.
Sólo pude asentir.


-No, no quiero Muselina, quiero Seda. Y confirma mi asistencia a la fiesta de Valentino.-colgué el telefono y volví a recostarme en la cama.
-¿Piensas quedarte ahí para siempre? Es más de medio día, Sophia, arriba-exigió Lucas abriendo las cortinas de la habitación.
-No quiero. No me siento bien-protesté.
-¿Estás enferma? En ese caso llamemos a un médico.-se sentó a los pies de la cama.
-No,no es eso. No estoy enferma.
Lucas hizo silencio y cayó en cuenta de lo que estaba pasando.
-Es un día malo ¿eh? Como aquel de hace 2 meses. Lo recordaste. La última vez el doctor dijo que si volvías a caer en depresión tendíamos que internarte.
Era cierto, hacía dos meses había caído en una fuerte depresión. ¿la causa? Nicholas Fletcher.
-Es que...
-Es que nada Sophia. Ya ha pasado mucho tiempo, él y Stephanie son felices. Es tiempo de que te olvides de él de una buena vez.
Una lágrima rodó por mi mejilla. Él era feliz.
-Te propuse que fuésemos pareja y te opusiste-le recordé.
-No se trata de que acepte o no, Sophia. No puedo prestarme para un juego como ese. Si quieres que seamos pareja primero debes olvidar a la sabandija.
-¡No hables así de él!-le reclamé a todo pulmón.
Lucas me miró espantado.
-Sophia, por favor-instó-Olvídalo, él ya te olvidó. Comenzó otra vez. No quiero ser tan duro contigo pero es necesario. Sophia, él no te ama. Es sólo un fantasma de tu pasado que debes dejar ir.-secó mis lágrimas con su pulgar, tomó mi mano y la puso sobre su rostro.-Sophy, cariño. Reacciona. Nicholas, no va a volver. En cambio, aquí estoy yo. Te prometí que no me iría. Y tengo previsto amarte el resto de mi existencia. Deja a Nicholas ir. Te lo pido....no,no, te lo ruego. Quédate conmigo.
Por un momento pensé que me iba a secar de tanto llorar.
-Te amo Sophia. Te amo como nunca pensé amar a nadie pero, necesito que olvides a Nicholas. Esto acabará matándote.
-Eso ya no importa. Si tengo que morir de angustia lo haré.
-¡No seas tonta! ¡No repitas eso jamás!
-¿¡Es que no lo entiendes Lucas!? ¡No importa cuanto tiempo pase, no importa cuanto hagas o intentes para que lo olvide, nunca lo haré!¡Porque a quien amo es a él!
Mi, hasta aquel momento, amigo, me observó con el dolor dibujado en el rostro. Sin poder al menos creerlo lo que acaba de decirle. Se secó las lágrimas, dio media vuelta y salió azotando la puerta.
Luego de eso no lo volví a ver.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Cap 24 (1era parte)

Cuatro años después...

Nicholas:
Los años pasaron con rapidez, pero, ni el más grande de los eventos, o sucesos, a lo largo de mi carrera pudieron elevar mi fama o hacer que mis discos se vendieran más, y muchos menos borrar a Sophia de mi memoria. El recuerdo de aquella muchacha inocente, aquella hermosa sonrisa y esos celestes ojos, se inmiscuían en mis sueños cada noche, asiéndome recordar lo miserable que la había hecho. No había día en que no me culpara y me sintiera como basura por aquello que  había ocasionado.
Y algo que no ayudaba era el hecho de tener a Stephanie a mi lado, quiero decir, ¿quién en su sano juicio podía soportar a la ruidosa Stephanie Guilmore? Bueno pero qué podía decir yo. Cuatro años "saliendo" con ella. Con frecuencia estallaba en carcajadas, al escuchar el comentario de los reporteros quienes le otorgaron  a Stephanie, alguna vez, el título de la modelo más bella y reconocida de todas, es decir, era bella sí, pero no como Sophia. Después de todo, el titulillo no le había durado mucho, pronto llegó alguien a ganarle el puesto, y bien merecido se lo tenía. Sophia había alcanzado la fama mucho más rápido que Guilmore y sin necesidad de usar a otros para lograrlo, como Stephanie. Así es, lo nuestro no era más que propaganda.....Ah, lo olvidaba, mi carrera iba en picada, desde lo de Sophia, mi estado de ánimo no era suficientemente fuerte como para subirme a un escenario y hacer que el público sintiera la emoción. Se podría decir que, no era el mismo sin Sophia. Pero ella...no quería saber nada de mi.

Sophia:

-¡Al aire!-anunció el hombre a cargo y de inmediato la entrevistadora comenzó a parlotear, presentó las noticias del día y que me encontraba en el estudio.
-Modelo número 1 según las mejores revistas, una línea de ropa respaldada por las mejores casas diseñadoras, eres imagen y musa de la inspiración para los diseñadores más reconocidos...¿cómo se logra eso? ¿qué sientes cuando lo escuchas?
-Con mucho esfuerzo y sacrificio. Pero al final una se siente orgullosa y muy feliz al escuchar todo esto que dices y más aún porque soy consiente de que es algo que he logrado en medida de mi esfuerzo.
-¿Es cierto que tú y Stephanie Guilmore no se llevan bien?-preguntó la reportera con cizaña disimulada.
-A Stephanie no la conozco, la he visto en un par de pasarelas que hemos compartido pero, no he tenido la oportunidad de tener una conversación larga con ella. Creo que el hecho de que la prensa especule sobre esto, se debe a que, ella tenía el primer lugar y de pronto las cosas cambiaron y fui yo quien tomó el puesto de la "número 1" como dijiste al inicio y además de eso, el hecho de que en un principio se dijo que Nicholas me había "cambiado" por Stephanie-respondí haciendo las comillas con los dedos y sintiendo como un nudo se me formaba en la garganta al pronunciar esas palabras-pero personalmente no podría decirte de ella más de lo que cualquier otro podría.
-Bueno, ahora que mencionas a Nicholas....-y comenzó la representación de la "Santa Inquisición"-Luego de tu rompimiento con él, hace ya  más de cuatro años, no hemos oído hablar de ningún galán.¿qué pasó....te quedaste decepcionada de los hombres o algo así?-soltó una pequeña risita.
Respira.No caigas....¿qué puedes decir?..¡No te pongas nerviosa!....Lucas. ¡No, no metas a él en esto!
-No, claro que no-respondí con una risa nerviosa-He dedicado este tiempo a mi, a mi carrera....
-Pero tu carrera ya está mejor plantada que un árbol....¿no crees que es tiempo para pensar en el corazón?-me interrumpió.
No va a parar hasta verte hundida.
Eché un vistazo disimulado hacia Marshall, mi manager. Sin saber qué hacer. Me dirigió una mirada que intentaba tranquilizarme pero que finalmente no lo logró.
-Sí, bueno la verdad es que hay alguien pero no me gustaría dar detalles antes de que realmente esté segura.-había metido la pata, pero bien metida, hasta el fondo.
-Creo que sé quien es....
Tragué saliva y miré a la entrevistadora con la pregunta dibujada en el rostro y los nervios a flor de piel.
-Aquel muchacho amigo tuyo. El que siempre te acompaña.
-¿Lucas?
-Sí
No podía hablar. Era como si el ratón me hubiese comido la lengua.
Lucas....¿qué tan egoísta sería?
Me reí y me mordí el labio.
-Puede ser...
-Tomaremos eso como un sí.-se burló-bueno y el tiempo se nos agotó. Eso es todo por hoy. Muchas gracias por haber estado con nosotros Sophia. Y con ustedes será hasta la próxima. Buenas noches.-cerraba así el programa del día.
Las luces se apagaron y la mujer se puso de pies para despedirse de mi pero yo seguía en mi asiento paralizada sin poder creer lo que había hecho. ¿Qué más lejos podía llegar? ¿Cuál era el siguiente paso, comer el corazón de Lucas? A ese paso, al menos le ahorraría el dolor de sufrir mis estupideces.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Cap 23

Aquella noche no pude dormir, no pegué el ojo ni un segundo, la angustia me mataba. Había llamado a Lucas tantas veces y había dejado tantos mensajes de voz que su bandeja estaba llena y ya no podía dejar ni uno más. ¿y si algo le había pasado? No paré de dar vueltas, contemplando las posibilidades de aquello que le podía haber pasado, todas las desgracias imaginables las pensé en una noche. Cada vez se hacía más tarde y él no aparecía. A sus padres les había dicho que ya había subido a su dormitorio y que estaba muy cansado, que no quería que lo molestaran. Gracias a Dios eran de los padres que respetan la decisiones y opiniones de sus hijos de manera que fueron a dormir con tranquilidad, mientras que yo sufría mi propio y privado calvario.
Unos pasos en el pasillo me pusieron sobre aviso. Caminé hacia la puerta y la abrí.
-Lucas-susurré desde el umbral de la habitación.
-Estoy cansado-respondió sin verme, casi llegando a la puerta de su dormitorio.
Caminé sin hacer mucha bulla pero con rapidez y lo tomé del  brazo arrastrándolo detrás de mi hasta el interior de mi habitación. Cerré la puerta y me giré para observando, esperando al menos que se disculpara pero se quedó en silencio con los brazos cruzados como quien espera que algo acabe con rapidez.
-No vas a decir nada....
-¿Hay algo que decir?
-Sí, como por ejemplo explicar dónde diablos te metiste, o por qué no contestaste mis llamadas. Tienes idea de como ha sido la noche para mi.-comencé a reclamar con un grito sofocado que sonó como un ronroneo furioso- Le mentí al resto para que no se alteraran y finalmente me quedé sola  con la angustia. Pensé todas y cada una de las posibilidades de aquello que te podía haber pasado...yo incluso pensé que podrías haber muerto y...-la voz me falló y sentí como una lágrima corría por mi mejilla.
Lucas pareció flaquear en su ruda posición y soltó los brazos a los lados, dejando escapar un pesado suspiro.
-Lo siento-se acercó y limpió la lágrima con su pulgar.-No quise hacerte llorar.
-Como sea...el tema es que al fin llegaste.
-Fui al pueblo, necesitaba pensar y estar a solas por un tiempo y por eso no te contesté pero no pensé en que te ibas a preocupar tanto aunque supongo que es lo más obvio. Pero aún podemos sacar algo bueno de esto...-lo miré intentando obtener una respuesta a aquella frase-por fin y creo que por primera vez, me entendiste de verdad, eso que sentiste hoy, esa terrible angustia, la he sentido yo también y la siento todos los días, al percibir lo incierto de tu futuro que de alguna manera es el mio.
No respondí y miré al piso. Él tomó mi rostro con más firmeza entre sus manos y lo acercó al suyo pero me hice a un lado con rapidez.
-Lucas...sobre lo de hoy, creo que no....
-Ya lo sé-había llegado al punto más rápido que yo.-Lo suponía, los sentimientos no cambian de un día para otro ¿verdad? Buenas noches.-dicho esto se hizo a un lado y salió de la habitación.

La mañana siguiente de que regresé a casa Marshall me citó en su oficina para tener una conversación corta y precisa sobre el negocio y luego empezar con el "entrenamiento". Me dijo y explicó que él pondría todo de su parte y que le empresa invertiría mucho dinero en mi pues confiaba en el futuro que yo parecía tener como modelo y que a cambio él sólo me pedía que no lo defraudara, siguiera sus reglas y ordenes al pie de la letra y que nada saldría mal, que no me descuidara y que él se ocuparía de que las cosas salieran tan bien como se podía. También dijo que aquello del modelaje era cosa de saber con quienes frecuentar, de buena presencia, buenas fotos y de saber cuidar el cuerpo y la salud "No queremos famosos enfermos ¿cierto?" había dicho. Me presentó a una amble señorita de apellido Bernardini, la cual me habló sobre la buena y saludable nutrición que debía tener me dio una lista de lo cual podía comer y lo que no, nada nuevo, ya había pasado por aquello al ingresar en la escuela de baile; luego conocí a otra mujer, quien me llevó a un salón donde había una pasarela, me hizo subir y caminar con los tacones más altos que jamás había usado, una y otra vez, mientras me da instrucciones de cómo mover los brazos y hacer que mis pasos y giros fueran de acuerdo con la música que sonaba en el fondo.
Estaba exhausta pero no me dejaron descansar pues un joven me acompañó hasta otro salón donde me dejó con un grupo entre hombres y mujeres comandados por un hombre de extraños comportamiento, quien luego de escuchar unas rápidas advertencias y recomendaciones de parte de Marshall prosiguió, trabajando sobre mi rostro, cabello, manos, pies, etc...
Cuando me miré al espejo no fue fácil reconocerme, jamás había visto mi piel con un aspecto tan lozano y perfecto, mis ojos se veían más grandes aún y mi rostro tenía perfiles muy marcados, extraordinario. Mi cabello tenía un brillo más intenso y un volumen que respaldaba el marco interesante de mi rostro. Me veía justo como aquellas bellas muchachas de rostro interesante que había visto la tarde en que llegué a la agencia para ayudar a Roger Ackroyd.
Más tarde fui llevabada con un camarógrafo quien, antes que nada, buscó el mejor ángulo de mi rostro y luego el de mi cuerpo y rostro en conjunto, para luego, enseñarme cómo usar mis gestos, hasta los más extraños, para verme como de revista. Me dio muchas instrucciones,igual que el resto de personas que había visto a lo largo del día, sobre cómo poner la mano, los labios, la cabeza,etc...
Finalmente terminé exhausta.

Dormí lo que quedó del día y la mañana siguiente. Para cuando desperté era ya medio día. Mi mamá me pidió que la acompañara al centro comercial para hacer las compras de navidad, no tenía nada más que hacer así que decidí acompañarla, al menos así pasaría un poco de tiempo con mi madre.
Luego de mucho comprar fuimos a una cafetería. Hicimos nuestros pedidos y luego fui a comprar un periódico para mi madre.
-Tu padre se llevó hoy el periódico a la oficina y no pude ni leer una sola línea-comentó mientras recibía el montón de papel impreso.-Quieres la sección de espectáculos?-ofreció alcanzándome el artículo, mientras me sentaba.
Lo tomé y comencé a leer las noticias mientras comía mi ensalada distraídamente. De pronto sentí el pedazo de fresa, que me había metido en la boca segundos antes, atravesado en la garganta. Tosí con fuerza hasta que me sentí mejor y pude respirar.
-¿Estás bien?-preguntó mi madre con desesperación mientras me alcanzaba un baso con agua.
-Sí, sí, gracias. Estoy bien.
Pero no lo estaba.
Yo apenas lograba respirar sin pensar en él y resulta que Nicholas ya tenía una nueva pareja. Y además lo gritaba a los mil vientos.
Pero bueno, qué podía esperar de alguien que no sentía ni había sentido nada por mi jamás.




martes, 8 de noviembre de 2011

Cap 22

-Espera aquí un instante, compraré las herramientas del abuelo, ya regreso.
-Claro
Aproveché que Lucas se marchó para revisar un puesto de  revistas cercano. Pero un tumulto de gente, muchachas en su mayoría, que corría calle abajo, gritando, llamó mi atención. Las muchachas gritaban cosas que obviamente no entendía, mi italiano no era muy bueno, pero no sonaba como si tubiesen miedo sino más bien, como si estubieran emocionadas. Poco a poco el mar de gente fue avansando hacia donde estaba. Me hice a un lado para dejarlos pasar y al fin se detuvieron frente a una tienda que estaba al otro lado de la calle, un poco más adelante pero, luego de unos minutos, nuevamente, se movilizaron . Giré para prestar mayor atención a lo que pasaba y allí fue cuando lo vi.
-Ay no...-susurré al verlo avanzar hacia mí con seguridad y rapidez, abriendose paso entre la gente.
-¡Sophia!-me llamó, pero ya era muy tarde. Había corrido en sentido opuesto.
Mientras huía recordé aquella divagación que había tenido frente a la oficina de mi madre mientras la esperaba. Cuando pensaba qué pasaría si Nicholas aparecía y me di cuenta de que hbaía estado equivocada pues no sería él quien me evitara sino yo quien lo evitara a él.
-¿A dónde vas?-me detuvo
-Lucas-sollosé con la cabeza gacha.
-¿Dónde estabas? Salí a buscarte y no te encontré.
Sin poder ver me había chocado con mi amigo y ahora él me tenía sujetada suavemente de los brazos.
Puso un dedo en mi barbilla y lenvató mi cabeza para verme la cara.
-¿Por qué lloras?-inquirió un tanto consternado, mientras me abrazaba con fuerza y acarisiaba mi cabello.
Iba a decirle que había visto a Nicholas cuando recapasité y pensé en su reacción de manera que le mentí.
-Nada, yo me asusté un poco eso es todo.-respondí secando mis lágrimas.
-¿Con qué?-frunsió el seño
-Había un pelea y alguien salió mal herido...hubo sangre...eso fue todo. Me asusté con la sangre-titubié-Pero ya estoy bien.
-Bueno...tranquila¿si? ya pasó....¿quieres tomar o comer algo? yo invito.
-Un helado
-Un helado será-sonrió y pasó un brazo por mis hombros.

-Te gané-festejó.
-No es justo...-sonreí.-¿Y ya pensaste en la universidad?-cambié de tema.
-¿No te conte? Me aceptaron en la de Monaco, llamaron hoy de casa para decirme que había rescibido el sobre.
-¿En serio? ¡Wow! qué bueno. Lucas....felicitaciones.Es...grandioso.-apenas y podía hablar
-Sí-sonrió-Mis padres aún no lo saben, espero contárselo en la cena de hoy. La abuela cocinará algo especial para celebrar.
-Parece que últimamente, las cosas andan mejores. Contratos y acepataciones universitarias.
-Así es.
- Creo que te debo un abrazo.
-Bien dicho.
-Ven aquí-extendí los brazos cuidando de manchar su cabello con helado y lo abrasé con fuerza y emoción.
Pero, esta vez algo nos detuvo y no pudimos volver a nuestras posisiones.
Me quedé mirandolo a los ojos y todo al rededor quedó en silencio; por primera vez me di cuenta de lo hermoso de los ojos de Lucas, durante ese segundo, que pareció el más largo de todos, lo observé con cuidado e incluso llegué a preguntarme si es que acaso alguien tan hermoso podía ser humanao del todo.
Poco a poco mi corazón de aceleró más y más mientras nuestros rostros perdían distancia y aunque por dentro algo me gritaba que reaccionara y que no permitiera que eso sucedía, mi cuerpo no reaccionaba. Lucas extendió una mano y tomó mi mandibula terminando con la distancia que nos separaba. En menos de lo que pensé, ahí estabamos, besandonos.
Descubrí algo distinto en aquello, lo primero fue que, besar a Lucas no era como besar a cualquier otro porque él era más especial que ninguno pero, muy a parte de eso, percibí tantos sentimientos en un sólo  beso: gloria, amor, emoción, alegría y...dolor,sufrimiento...Y pues era más que obvio. Estaba besando a la chica de sus sueños, aquella a la que quería y protegía tanto pero que a la vez era aquella que no lo amaba como él deseaba, algo de lo que Lucas era consiente, además de él hecho de que posiblemente mis sentimientos no habían cambiado y que seguía sin amarle.
Nos separamos un poco y él sonrió contra mi rostro.
Por dentro algo quemó mi corazón, era consiente de que le hacía daño aunque él no se diese cuenta por el momento.
Tenía que escapar antes de que él viera como las lágrimas hicieran su aparición y de que mi amigo comenzara a preguntar por qué lloraba. No tendría palabras para responder así que debía huir.
Acerqué mi helado a su rostro y lo manché.
-A que no me alcanzas-lo reté con tanta alegría como pude.
Me puse de pie y eché a correr.
Corrí tan rápido como mis piernas y las lágrimas que empañaban mi vista me lo permitieron. No  ´podía creer  lo mala persona que había sido al permitir que algo así pasara. Ahora Lucas creía que yo sentía lo mismo que él por mi y no tenía el valor para decirle que no.
Giré para ver qué tan lejos estaba pero no lo vi y cuando volví la cabeza hacia delante, lo vi otra vez. Me atrapó y me abrazó sin hacer caso a los gritos que pegaba para que me soltara.
-Sophia...por favor escuchame-me tomó por los brazos con fuerza mientras yo agitaba mis manos contra su pecho .
-Nicholas...sueltame-exigí con voz ronca.
-No hasta que me escuches-respondió con seguridad -Mal interpretaste las cosas...
-Las cosas me quedaron muy claras-referí deteniendo mis movimientos.-Ahora, sueltame-le exigí una vez, en un siseo.
La gente empezaba a notar nuestra presencia y los murmullos se dejaban oir, lo cual empeoró durante los segundo siguientes.
-¡sueltala!-bramó Lucas para luego tirarlo al piso de un puñete en el rostro.
Quedé plasmada en mi sitio con las manos sobre la boca ocultando mi expresion.
Mi amigo se acercó a mi y me preguntó si estaba bien pero no tuve oportunidad de responderle pues para cuando iba a hablar Lucas ya había recibido un golpe de lleno en el pomulo izquierdo de parte de Nicholas.
-¡Basta!-bramé, cuando vi que mi amigo se disponía a responder.
-Paren de hacer el ridículo, no resuelven nada peleando-continué
Me acerqué a Nicholas y le susurré con molestia y voz ronca.
-Por primera vez, no hagas más daño al resto. Olvida esto y deja las cosas como están. Madura.
-Sophia, es mejor que nos vallamos-me llamó Lucas mientras tiraba de mi mano.
Me dejé arrastrar por mi compañero hasta el auto cuando tomé consiencia absoluta de lo sucedido. Lucas tenía el pómulo hinchado pero parecía no dolerle.
Hicimos el camino de regreso a la casa en silencio y una vez que llegamos mi amigo fue directo a su habitación. Yo fui a la cocina y saqué un poco de hielo y lo puse en una toalla.
-¿Sucede algo?-preguntó mi madre
-No, claro que no-respondí con una sonrisa y salí del lugar con rapidez. Fui escaleras arriba y llamé a la puerta de Lucas pero no esperé a que respondiera.
-Pensé que podrías necesitar un poco de hielo.
Me aproximé y me senté a su lado.
-Gracias
-No, gracias a ti, si no hubieras llegado no sé qué hubiera pasado, una vez más me salvaste.
Lucas no respondió.Tomó los hielos y los puso sobre su pómulo haciendo una mueca de dolor.
-¿Duele mucho?
-Va a estar bien
-Bueno,pero lo que no va a estar bien va a ser la cena.
-¿La cena?
-Es más que seguro que lo de la pelea saldrá en las noticias de hoy, las cuales mi hermana verá y cuando mis padres se enteren esto será un campo de batalla.
-Por lo que vi, no había ningún camarógrafo.
-Pero sí muchos testigos-repliqué con angustia.
-Sin imágenes no hay pruebas. Relájate, todo va a estar bien-repitió tomando mi mano y sosteniéndola con suavidad.
-Déjame ayudarte con eso-tomé los hielos y los puse sobre su pómulo, el cual tenía mejor aspecto.
-Sophia, sobre lo de hoy...ya sabes, lo del beso....quería.
Me puse tan nerviosa que aplasté la toalla contra su cara haciendo quejarse del dolor.
-Lo siento-me disculpé ante mi torpeza.
Gracias a Dios, su abuela me pidió que la ayudase a poner la mesa para la cena así que no tuvo más oportunidad de tocar el tema.
Retiré los hielos, se los entregué y salí de la habitación.

Durante la cena pasaron muchas cosas, la primera fue que, obviamente la familia notó la hinchazón en la cara de Lucas pero, él supo sortearlo y dijo que habían intentado asaltarnos pero que no se había llevado nada. Felizmente parecieron creerlo.Depués llegó la noticia de que mi amigo había sido admitido en la universidad y el festejo de la misma mas, luego,tristemente, escuchamos el comentario de mi hermana sobre el incidente de la tarde con Nicholas.
-Parece que no han identificado a la muchacha ni al chico pero al parecer Nicholas los conocía.
-Cada día la gente se vuelve más agresiva-comentó la abuela de Lucas.
-¿Qué razón tendrían para agredir a un joven tan encantador?-le secundó su esposo.
-Pero hay que ver que la prensa suele inventar muchas cosas, en especial sobre ese jovencito, ya ven lo que dijeron sobre la ruptura entre él y Sophia-agregó mi padrastro.
-Cómo no-respondió mi amigo tan bajo que sólo yo, que estaba sentada a su lado, pude escucharlo.
-¿Decías algo?-preguntó su padre al darse cuenta de que su hijo había murmurado algo que él no había alcanzado a escuchar.
-No, nada-tomó su servilleta, se limpió la boca y la puso sobre la mesa-disculpen-se puso de pie y se marchó.
Todos nos miramos los unos a los otros sin poder comprender su reacción.
-Con permiso-me puse de pie y salí detrás suyo.
 Lucas caminaba con rapidez, pateando las cosas en su camino.
-Lucas-lo llamé-¿Qué sucede?
Él se dio vuelta y caminó hacia mi.
-¿Hasta cuando las cosas van a ser así?¿Cuándo el mundo va a dejar de girar a su al rededor y la gente se va a dar cuenta del vicho que es?-cuestionó casi a gritos, agitando las manos en el aire con fuerza.
-Estoy harta de que todos crean que es un santo y que no mata ni una mosca.
-No le des tanta importancia, allá adentro tu padre estuvo a punto de venir.
-¡Ojalá viniese, así al menos alguien más sabría la verdad sobre él!
Caminó con rapidez una vez más internandose en la oscuridad del campo.
-¡Lucas!-lo  llamé pero pareció no oirme-¡Es peligroso!