sábado, 13 de agosto de 2011

Cap 20

Cuando mamá me vio se lanzó sobre mi abrazándome con todas sus fuerzas y sumergida en sus lágrimas. Sentí un vacío en el corazón cuando me sostuvo entre sus brazos. Percibí el dolor que mi ausencia le había provocado y la alegría y el consuelo que sentía al tenerme allí.
Me sentía fatal. la había dejado ir por quedarme con alguien que finalmente no había valido ni la mitad de la pena... Si era necesario estaba dispuesta a hacer un pacto y jurarme que haría todo por devolverle el tiempo perdido y lo cerraría con mi sangre si así lo requería.
Dedicaría mi tiempo a mi familiar y a los ensayos para el concurso, que por cierto sería en Venecia. Al menos en algo tenía suerte, no tendría que ir tan lejos para concursar. Había llegado a pensar que quizá de una u otra manera se tendría que separar de Nicholas pero... y ¿qué si el se hubiese ofrecido a acompañarme?, claro, en el caso de que él me hubiera querido a tal punto de realizar aquel viaje a mi lado, dejando su agenda a un lado, rompiendo con el esquema que posiblemente Tedy tenía para el mes pero, después todo lo sucedido, era obvio que hubieramos tenido que separarnos de todos modos pues él era lo suficientemente egoísta para dejárme ir.

De no haber sido por Lucas hubiese estado perdida. Se ofreció a darme clases de italiano, el cual me sirvió para llegar a la nueva academia luego de haberme perdido intentando llegar por mis propios medios.
Lo más vergonzoso fue la presentación que la maestra hizo cuando llegué. Parecía entusiasmada de tenerme allí y la única explicación que le pude dar fue que ella tenía una hija adolescente de manera que sabía quien era yo.
Nicholas...
Respiré profundo y acudí la cabeza intentado deshacerme de aquel pensamiento.
La profesora parecía confundida, como cuando no encuentras algo donde lo dejaste. Decía cosas rápidas y obviamente intendibles. De pronto, la puerta se abrió y la mujer se quedó en silencio. Una vez más dijo algo pero estaba vez hubo respuesta a sus palabras.
-Buon giorno, professoressa, mi scusa, ero in ritardo
-Non ti preoccupare-respondió tomandolo de la mano y estrechandola.
No podía creer qué estaba habciendo él allí. ¿No se suponía que lo había dejado hacía mucho ya? Y si no lo había hecho, ¿por qué no decirmelo? ¿qué tan difícil puede ser contar algo así? no es como confesar haber matado a alguien....
-¿Bailamos?-me tendió la mano.
Estaba molesta, me sentía...como si me lo hubiese ocultado por algo más. Pero quizá aquel no era ni el momento de decírselo ni el lugar. Esperaría, esperaría a que aquello se acabara y justo cuando eso halla pasado se lo diría, se lo preguntaría pero, no le haría saber que le había enfadado aquello. No, se diría con sutileza porque sabía que era estúpido molestarse por algo así.
-Claro-respondí de la mejor manera que pude.

-Pensé que lo habías dejado-lo interrumpí sin más, si lopensaba más jamás lo diría.
-¿Dejado?-se sorprendió- ¿El qué?
-El baile. Creí que ya ..creí que ya no bailabas.
-Oh, eso. Bueno, no...nunca lo...nunca lo dejé-asentí.
Ladeé la cabeza y luego lo miré-¿Por qué no me lo dijiste? Hubiese sido bonito...saberlo, practicar.
Se sobó la frente, hizo un gesto de " no lo sé" y dijo- Supongo...supongo que lo olvidé.
Aparté la vista y miré el mar.
Había algo más....lo había y yo lo sabía pero..¿qué era?
-¿Seguro...seguro de que eso...es todo?
-Sí....-dijo con inseguridad-Quiero decir, sí, claro que sí.
-¿Qué es lo que resulta tan difícil de decir?-le pregunté mirándolo a los ojos.
Respiró profundo y tragó saliva, quiso decir algo pero se calló.
-Sólo dilo.
-Es que...yo...-se mordió el labio-...lo hice por ti.
-¿Por...?
-Creí que si continuaba bailando habría, de alguna manera, cierta conexión entre tu y yo. Pensé que así te mantendría viva en mi mente y te recordaría todos los días de mi vida porque....porque yo tenía miedo de olvidarte ¿sabes? me aterraba la idea de que nunca te volvería a ver y que con el pasar de los años un día me preguntaría si alguna vez te había conocido  o quién era la muchacha del retrato sobre la mesa.-hablaba con forzada tranquilidad- No me lo permitiría. No lo haría, no permitiría que te fueras de mis recuerdos. Cada vez que bailaba me acordaba de ti e incluso llegaba a pensar que con quien bailaba era contigo. Miles de veces quise encontrar la melodía y la coreografía correcta para ti...para mi. Una melodía que sonara a ti, que fuera tu esencia.
-¿Lo conseguiste?-me atreví a preguntar.
-No-respondió negando con la cabeza y riendo un poco.
Se giró y me  miró.
-Eres demasiado para ponerte en una canción.-dijo tomándome de las manos.
Miré el piso.
Ere lindo escucharlo decírmelo pero...aunque él creía con todas su fuerzas en aquello que decía yo sabía que no era así. Era conciente de que yo no era demasiado, de mi simpleza. A mi parecer cualquier canción era suficiente. Además, si es que acaso era como él decía ¿por qué Nicholas se había marchado? ¿por qué no me había querido como esperaba?
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Supongo que por verguenza. Además.... no es que hallamos tenido todo el tiempo del mundo para hablar, ya sabes, con él ahí....- se calló
Lo había estropeado y lo sabía.
Me solté la mano y me apollé sobre el muro.
-Lo siento..no debí mencionarlo-susurró
-Traquilo-respondí- Anda, salgamos de aquí-dije, jalandolo de la manga


-Si quieres puedo esperarlos abajo-ofrecí.
-Si....si por favor-apenas me pudo responder.
Era obvio que sobraba allí. Mamá caminaba de un lado para otro ordenando papeles y la oficina era un desastre, además mi presencia no ayudaba mucho.
Resignada al aburrimiento caminé hasta el parque frente al gran edificio y me senté en una de las bancas. Pronto mi imaginación se echó a volar.
¿Qué sucedería si apareciera justo ahora de repente? En ese caso huiría, caminaría con rapidez en otra dirección...o quizá no. Posiblemente el simple hecho de su presencia me clavaría en mi asiento sin oportunidad de hacer nada pero, eso que importaba, de una u otra manera él no se me acercaría, simplemente pasaría a mi lado sin fijarse en mi o peor aún cambiaría de camino y se marcharía por otro lado.
¿Qué haría yo en ese caso? ¿Acaso lloraría al verlo rechazar mi presencia? ¿O no sentiría nada? posiblemente lloraría. Sí, eso pasaría, lloraría sin consuelo al verlo marcharse evitandome. Lloraría por él....
Un destello llamó mi atención. Un brillo que venía de cerca de un árbol.
Me asomé intentando ver qué era aquello que había brillado, practicamente en mi cara.
-¡Sophia!-gritaron a lo lejos. Era mi madre, de manera que me vi forzada a irme.


La verdad era que el concurso no había sido exactamente lo que habiamos esperado. Pues bien, tres dias antes mi pareja llegó desde Liverpool para tener tiempo para ensayar juntos y así no cometer errores el día de la competencia. Y así fue ensayamos muy duro y conseguimos los mejores trajes pero nada de lo que hicimos fue suficiente para ganar. Estuvimos entre los dos últimos pero no ganamos. En un principio creí que sólo yo había notado que la otra pareja no era la mejor, que los otros lo hacían mejor que ellos mas, cuando anunciaron que habían ganado, no sólo nosotros nos mostramos en desacuerdo sino, también el público. No todos aplaudieron e incluso algunos pifiaron pero en fin, lo que importaba era que habíamos  llegado literalmente lejos. Me apenaba por mi pareja porque él sí veía su futuro en aquello del baile pero yo ya no, las cosas eran diferentes para mi. Los planes habían cambiado. iría a la universidad, estudiaría, tendría un título y luego sería una prospera trabajadora. Al menos eso esperaba.

Intenté ocultarme tras la carta para así intentar ver al hombre de la mesa del fondo, que por cierto llevaba buen rato mirandome, "secretamente". Lo primero que pensé fue que era uno de esos enfermos paparazzi que aún buscaban algo de información acerca de lo de Nicholas pero luego creí que lo mejor era averiguarlo.
-Compermiso-me puso de pie-ya regreso.
Caminé en dirección de los servicios higiénicos y al pasar a su lado lo miré rápidamente. No se veía peligroso pero sí un poco misterioso. Tenía ojeras y se veía un tanto desesperado, no pasaba de los 30 años pero, por el momento parecía de 40.
Al salir del baño el hombre me esperaba en la puerta, y no precisamente por casualidad.
-¿Sophia Anderson?-preguntó plantandose frente a mí.
Lo miré por un momento y asentí.
-¡oh! Gracias a Dios, al fin la encuentro. ¿Tiene idea de cuánto llevo intentando encontrarla? Roger Ackroyd, fotografo profesional, buenas noches. Necesito que me ayude, si no lo hace posiblemente me quede sin trabajo y hoy en día no se encuentran empleos a la vuelta de la esquina ¿sabe?
-¿En qué le podría ayudar?
-Verá, hace un par de semanas estaba en el parque del centro sacando algunas fotos, ya sabe pura distracción y de pronto la vi. La luz era maravillosa y pensé que si la tomaba sería como de postal.
-Así que ese fue el destello en el parque...-recordé aquel brillo que había llamado mi atención la tarde frente a la oficina de mamá.
- En fin la tomé y luego la revelé junto con otras que había tomado, algunas para el trabajo y otras mías.-continuó-Pero sucede que, cuando me dirigía a la agencia en mi bicicleta, detesto los autos contaminan mucho-agregó-, me coqué con alguien y aparentemente las fotos, antes separadas por sobres, se combinaron, provocando así que cuando entregué el sobre a mi jefe entregué su foto igual. Cuando Marshall, mi jefe, vio las fotos me mandó llamar para reprenderme por no haber hecho mi trabajo de la manera correcta y me dijo que si no la encontraba a usted, perdería mi trabajo.-concluyó.
-¿Sólo lo despedirá por eso, un sólo error?
-Ah...no, no en realidad. Lo cierto es que soy muy torpe sabe. Me sorprende que aún tenga mi trabajo-comentó con resignación- Me dio una semana, la cual concluye mañana. Si para mañana usted no está en su despachó...
-Perderá su trabajo, lo sé.
La historia de aquel pobre hombre sonaba muy mal la verdad y bueno si cara no mentía.Estaba cansado desesperado y sí, se le veía tan torpe como un burro.
-Aunque quisiera ayudarlo, no podría. ¿Para qué quisiera su jefe que fuese a verlo?
-Aparentemente quiere proponerle que trabaje en la agencia.
-¿Agencia de qué?
-De modelos.

Si iba y le decía a mi madre que un tipo quería que fuese modelo sin antes saberlo con certeza simplemente me mandaría a volar y si iba sola a verlo podría suceder algo, después de todo no era del todo seguro que la historia del tal Roger fuese cierta. De manera que resolví ir con Lucas, si algo pasaba él podría hacer algo, y pues si era cierto lo que el hombre había dicho al menos haría el intento de salvarlo.
-Busco a Roger Ackroyd.
-¿Su nombre?
-Sophia Anderson
-Un momento por favor.
Le di la espalda y miré al rededor. Miles de chicas de piernas largas, brillantes cabelleras y limpios cutis, minaban de un lado para otro, anunciando sus llegadas con el sonido de sus altos tacones. Todas delgadas, bellas y de rostros interesantes.
Lucas parecía poco animado por la situación. ¿Qué diablos le pasaba? Era, a mi juicio, el único hombre al rededor de ellas. Y, por sorprendente que suene, aunque las muchachas sí se giraban par verlo, él sólo desviaba la mirada.
-Señorita Anderson-llamó la joven recepcionista- La esperan en el quinto piso. Por el pasillo a la izquierda, segundo ascensor.
-Muchas gracias-sonreí.

-Muchas gracias, Sophia. Me salvaste el pellejo-saludó Roger tan pronto como me vio.
-Buenos días Roger. Lucas él es el hombre del que te hablé. Señor Ackroyd, este es Lucas Bartolini, un amigo.
-Mucho gusto-dijeron tomándose de las manos.
-Bueno Sophia, por aquí por favor.
Roger nos condujo por un pasillo largo hasta una sala de espera en donde nos dejó para entrar en una de las oficinas.
-Adelante-nos dijo una vez que salió.
Dentro nos esperaba un hombre alto, de cabellos un poco grisaseos y rostro severo.
-Buenos días, tomen asiento.Mi nombre es Marshall Adams, director de la agencia y descubirdor de talentos.-Lucas hizo ungesto levantando las cejas, dejando ver que sonaba grande.-¿Quieren algo de beber.
-Un baso de agua por favor-pedí
-Lamento que se halla visto tan forzada a venir-reanudó depositando el baso de cartón sobre la mesa.-Pero es que cuando vi la foto, sentí algo. Estoy seguro, señorita Anderson, de que usted tiene un buen camino por delante, mucho futuro. Cuando veo un talento lo reconosco. Y sé que si usted acepta lo que le propondré no se arrepentirá.
-¿Y qué es eso que tiene que proponerme?-apunté reclinadome en el comodo asiento.
-Eso, eso es.-sonrió-¿La ve?-preguntó a Lucas.-¿Ve eso?
Lucas se giró en su asiento y con esa mirada con la que me había confesado lo del baile, dijo-Cada día de mi vida.
Lo miré por un segundo y luego volvía a mirar a Marshall.Quien prosiguió sin darse cuenta de lo sucedido.
-¿Ese es el rostro del futuro...? Es esplendida. Venga, póngase de pie.-me tomó de la mano y me llevó frente a un gran espejo detrás de la puerta. Sujetó mi cabello con la mano y dijo con una sonrisa.
-Y no tiene maquillaje.-me observó con cuidado- No comprenda como aquel joven, el cantante, la dejó ir.
Miré el piso.
-Porque es un completo idiota.-respondió Lucas.
De pronto una luz se encendió en mi mente. Eso era, o al menos podría ser. Quizá él me quería allí por mi pasado con Nicholas...
-¿Esto no tendrá que ver nada con él, o si?-me volteé para verlo.

1 comentario:

  1. woooo hace mucho no pasaba a ver tu nove pero ya me puse al dia :D y por cierto me encanto esta demasiado interesante espero uqe porfavor la sigas pronto me gusta muchoooo pobre sophia ojala y todo se mejorte para ella siguelaaaaa
    att:
    paula :)

    ResponderEliminar