jueves, 23 de febrero de 2012

Cap 26

Si mis cálculos no me fallaban aquella era la mañana número ocho desde la muerte de Lucas y la número tres desde mi deprimente encierro.Luego de salir del hospital  me puse en contacto con todas las personas necesarias para obtener información sobre Lucas, era seguro que había muerto pero quería saber cuánto tardarían en rescatar su cuerpo y cuando sería el funeral. Pero, las malas noticias sólo estaban por venir. El cuerpo de mi amigo nunca sería encontrado. Los pocos cadáveres que habían sido rescatados fueron aquellos que no se desintegraron al momento de la explosión y los que no habían sido comidos por los tiburones.
No había podido ni podría decirle adios a mi mejor amigo.
Luego de saber aquello, me di cuenta de cuan miserable era mi vida. Esa noche fui a un bar a tomar unas copas y cuando me di cuenta estaba tan ebria que apenas recordaba mi dirección. Desperté con una terrible resaca y me quedé todo el día en mi departamento. No quería ver a nadie. Mi vida había terminado. Era una pobre estúpida y la culpable de que Lucas estuviese muerto, pues, después de todo, si no hubiese sido tan insensible y hubiera pensado antes de hablar él y yo nunca hubiéramos peliado y no se habría marchado. ¿Cuántas estupideces más tenía que hacer antes de verme al borde del precipicio? Aunque en aquel punto, creo que ya lo estaba.
¿Qué sentido tenía el dinero, la fama, los "amigos", si iba por ahí destruyendo la vida de la gente? En otras palabras, ¿qué sentido tenía mi vida? ¿qué sentido puede tener la vida de alguien que había logrado aparatar a todos aquellos a los que amaba y que no podía traerlos de vuelta? ¿De qué me servía ser una super modelo si eso sólo pagaba las cuentas mas no me hacía feliz?

Pasado el segundo día de mi encierro Marshall dejó tantos mensajes de voz en mi móvil que lo saturó y ya no pudo dejar más, al igual que con el teléfono fijo del departamento; de manera que se dio por vencido y fue a buscarme. Cuando llegó y llamó a la puerta no quise si quiera dar señales de que seguía allí pero llegados al punto en el cual estaba dispuesto a tirar la puerta abajo con tal de entrar, me vi forzada a dejarlo entrar.
-Esto es un desastre-opinó, tan pronto cuando vio el caos que se había dispersado a mi alrededor.-¿Cuándo fue la última vez que te peinaste? Sophia, te ves terriblemente mal. Parece que un trailer te atropelló. Las ojeras están a punto de llegarte a la barbilla.¿A caso no has dormido? ¿Todos estos días te la haz pasado ebria como la noche pasada?-continuó regañándome mientras yo caminaba hacia la sala y me volvía a sentar en el sofá.-¿Ya viste esto?-tiró un montón de revistas y periódicos sobre la mesa de centro-Jamás te habías embriagado tanto.
Apenas pude creer que aquella chica que parecía apenas poder caminar era yo. En cada una de las portadas estaba yo y claramente no era algo de lo que pudiese estar orgullosa. Definitivamente había tocado fondo.
-No tienes ni idea de todo lo que he tenido que hacer para aplacar a la prensa. ¡Esto es demasiado!-jamás había visto a Marshall tan enojado. Ni siquiera cuando unos de sus hijos había hecho uno malcriadés. -No pienso tolerar que esto llegue más allá. Esta es la primera y última vez que encabezas un espectáculo así, esto se acaba ahora y aquí. Tus padres están muy enojados, en especial tu padre. Apenas logré convencerlo de que no viniese para acá. Está furioso, perdón,estamos furiosos.-se quedó callado intentando recobrar la respiración y detuvo su andar de un lado para otro. Me observó esperando que dijera algo- ¿No vas a decir nada, o es que acaso no recuerdas nada de esto?
Realmente no sabía qué decir.¿Perdón?. Eso sólo lo molestaría más.
-Tuve que rechazar muchas entrevistas, mentir, pedir disculpas por algo que yo no hice y pagarle al muchacho para que no hable-continuó.
-¿Muchacho? ¿Qué muchacho?
-¿Cómo que cuál muchacho? El que besaste en el bar.¿O ya te olvidaste? Por suerte no pasó a mayores.
¿¡Había besado a un chico y no lo recordaba!?
-Si no piensas comprometerte con tu trabajo y sobreponerte, entonces se acabó Sophia.-advirtió con severidad. Pero luego se tranquilizó, tomó asiento junto a mi y en tono más bajo y compresivo continuó-Oye, entiendo que todo el asunto de Lucas te ha afectado pero, es ahora cuando debes ser fuerte y seguir adelante. Eso es lo que él siempre quiso, que nunca te dejaras arrastrar por la tristeza. Como amigo te digo que undirte en la depresión no hará más que llevarte a una clínica psiquiátrica y, como agente, sólo puedo decir que si no te sobrepones...no voy a seguir trabajando contigo.
Yo no sabía que hacer, no sabía que decir. Marshall tenía razón, esto no era bueno para mi. Necesitaba relajarme y seguir adelante. Después de todo, el modelaje era lo único que tenía y no podía arruinarlo como el resto de cosas.
-Está bien. La función debe continuar ¿verdad? Sólo dame un día más para arreglar este desastre.
-Perfecto.-se puso de pie-Enviaré a una mucama para que limpie todo esto.-anunció mientras cruzaba el umbral de la salida.

Lucas:
Las calles de Roma me hacían sentir en casa otra vez. Me gustaría decir que estaba feliz pero aún me sentía mal por el asunto de Sophia pero de cierta manera tenía la sensación de que a la larga sería la mejor decisión.   Desde que me había apartado de ella, me había dedicado a mi familia y a trabajar en la empresa de un tío, al cual, por su puesto había tenido que contarle todo lo que había pasado para que así, me diera un trabajo que no me exigiera ser visto o reconocido en la oficina pero que no fuera menos demandante que cualquier otro empleado del negocio. De manera que me nombró administrador de una pequeña sección y contrato un asistente que recogería mis informes y los llevaría a la empresa y así yo no tendría que aparecer mucho en la empresa al menos hasta que la gente se olvide del accidente y de mi supuesta muerte.
Ya había terminado de hacer el último informe del mes así que salí a estirar las piernas un poco. Caminando sin rumbo llegué a una especie de librería pero que no se parecía al resto de librerías en las que había estado. Llevado por la curiosidad más que por la necesidad de adquirir un nuevo ejemplar, ingresé en el recinto. Era grande y acogedor, habían muchos estantes repletos de libro que no aparentaban ser nuevos, era algo así como una librería de antigüedades. En el fondo del lugar, terminando con todos los almanaques había una pequeña sala con apenas dos asientos y una mesita de centro, la luz del sol entraba por una ventana de madera a un lado, iluminando el espacio de manera hermosa. Me acerqué a una estantería cercana y encontré un libro de poemas, lo tomé y me senté a leerlo. Empecé a revisar las páginas y los nombres de los poemas, ninguno llamaba mi atención pero, cuando estaba a punto de cerrar el libro y regresarlo al estante, un título me dejó pegado en la silla. "Poema 20- Pablo Neruda". A medida que mis ojos pasaban revista sobre cada uno de los versos, mi corazón se oprimía y mi vista se empañaba.
"Yo la quise, y aveces ella también me quiso"
¿Qué tanto se aplicaba esa frase en mi caso? Y si no se podía aplicar entonces ¿por qué me la recordaba tanto?
"En noches como ésta la tuve entre mis brazos"
Mientras ella dormía y yo susurraba en su oído cuanto la amaba aún a sabiendas de que ella no me oía.
"Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos"
Sus ojos hermosos y celestes como el mar.
"Pensar que no la tengo,sentir que la he perdido"
Porque ella me impulsó a hacerlo, aunque a mi me doliese, aunque a ambos nos pesase.
"Es tan corto el amor y es tan largo el olvido"
La había amado por más de nueve años,entonces ¿cuántos años tardaría en olvidarla?
Una lágrima corrió por mi mejilla y se estrelló contra las páginas de poesía.
-Oh-la voz de una mujer se dejó oír.
Había visto mi lágrima caer y al parecer le sorprendió.
Cerré el libro y secándome la cara con el dorso de la mano, me puse de pie.
-¿Quién está ahí?-exigí saber.
Había una muchacha de cabellos castaños detrás de un aparador que intentaba esconderse.
-Lo siento, no quise ser entrometida.
-No te preocupes. Sólo estaba leyendo un poco.-respondí, poniendo el libro de vuelta en el estante.-Pero ya se hizo tarde-añadí-con permiso.

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