lunes, 13 de diciembre de 2010

Primer encuentro… Cáp. 1

Europa, 735.000.000 historias que se cruzan a diario por sus diferentes países y ciudades. Quizá la mía sea una más de las tantas que allí se dan, pero a veces quisiera que nada de esto hubiera pasado, quisiera que todo sea un sueño del cual pronto despertaré.

Era un día frío y oscuro pero necesitaba salir de casa, no soportaba a la odiosa de mi hermana.

-¡Estoy harta de ti!- grité
-¡Pues vete!- dijo en tono arrogante
-¡Te odio!- respondí mientras salía de casa tirando la puerta
Corrí a la playa y me tiré en la arena.
-¡Simplemente no la soporto!- grité.
¿Cómo era posible que mi hermana, mí propia hermana, hubiera inventado tal mentira sobre mí?
-Tanta amargura a estas horas de la mañana te hará daño- alguien aconsejó
-¿Ah?- dije asustada a la vez que me ponía de pie de un solo salto
-Lo siento si te asusté- se disculpó -Ya me iba, adiós.-informó detrás mío.

No tenía ganas de saber quién era aquel joven así que sólo volví a sentarme el arena luego de echar algunas vistazos para nada intencionales hacia atrás, observándolo marcharse. Me quedé pensando en lo que había pasado con mi hermana. ¿Qué le había hecho yo para que inventara algo así? Apenas y podía recordar cómo era nuestra relación hacía unos años cuando aún había lago bueno entre nosotras. Entre pensamiento y pensamiento pasaron los minutos y decidí regresar a casa pues el frío se hacía más intenso y empezaba a oscurecer.

-¡Ya llegué!- anuncié en el umbral de la puerta principal.
Nadie respondió
-¿Hay alguien en casa?
No hubo respuesta.
-Genial, deberían preocuparse por mí y se van a la calle- dije luego de leer una nota junto al teléfono.

Miré la TV por un momento y después me quedé dormida. Al despertar mi madre, padrastro y hermana ya estaban allí. Para no causar problemas con Leha, mi hermana, me dirigí a mi habitación y me paré frente al espejo para practicar un poco de vals, mi preferido, pero no lograba concentrarme, así que empecé a cantar y a tocar el órgano, mas tampoco lo logre; el rostro de ese muchacho daba vueltas en mi cabeza; aunque estaba con bufanda y no le pude ver bien, no podía dejar de pensar en él. “Por Dios que te pasa, deja de pensar en él, ni siquiera lo conoces” pensé. Al parecer no quise hacer caso a mi pensamiento, pues continué pensando en aquel misterioso muchacho. Finalmente me quedé dormida.
La luz de un nuevo amanecer entrando por mi ventana me despertó muy temprano. Bajé de la cama y fui al baño a lavarme la cara para luego bajar a la cocina por un poco de jugo de naranja. Encendí la televisión y estaban dando las noticias.

-…la nueva estrella juvenil, Nicholas Fletcher, se encuentra aquí en Liverpool-informó la reportera
-Aj y a mi ¿qué?- nunca me había gustado ese niñito engreído, así que apagué la televisión y saqué el jugo de naranja de la refrigeradora.
Mi hermana entró rápidamente en el lugar y encendió el televisor una vez más. Al parecer escuchó el nombre de su “amorcito” desde su habitación. Y tal como lo pensé apenas vio la noticia, corrió a su cuarto y luego de unos minutos bajó vestida.
-No me esperen y si no vuelvo es porque hallé a Nicholas y soy su esposa- informó mientras salía de casa.

Al oír eso no pude evitar estallar en carcajadas, reí tanto que el estómago me dolía.
Esa misma mañana volví a la playa pensando que tal vez podía volverme a encontrar con él y así fue. Estaba sentado en la arena mirando el mar, lo observé por un momento y luego decidí sentarme también, necesitaba saber quien era. Al darse cuenta de mi presencia se paro y se dirigió hacia el bosque, muy extrañada le dije:

-Hey ¡espera! ¡Debo preguntarte algo!-lo llamé
Al oír esto él acelero su paso y empezó a correr, lo seguí hasta que lo intercepté y le pregunté sin más rodeos:
-¿Quién eres?
Escuchó esto y me contesto muy dudoso:
-Eh... ¿yo? ¿Quieres saber mi nombre?
-Si, sino no te preguntaría-respondí sin poder evitar sonreír.
-Primero dime el tuyo
-Yo pregunte antes
-Y yo después-dijo animado.
-Está bien, me llamo Sophia-contesté luego de pensarlo un poco.
-Ah, bueno yo me llamo... pues... –no sabe cómo se llama-¡Claudio! ¡Si Claudio!-
-¿Tanto para decirme tu nombre? Acaso sufres de algún problema de memoria- reí mientras me miraba con una mala cara
-Si que graciosa-contestó un poco molesto- ya me voy

Entonces noté que nos habíamos alejado mucho de la playa y de la ciudad…

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