miércoles, 22 de diciembre de 2010

Un lugar especial... Cáp. 6

Era tan lindo, tan diferente; y su amigo muy gracioso, realmente eran un dúo muy loco.

-Por el amor de Dios, Vanessa apaga eso- di un respingo cuando escuché esa voz tormentosa en la radio
-¿Qué tiene de malo?
-Todo. ¿A qué ser normal le podría gustar la música de Nicholas Fletcher?
-Hay gente…
-Anormal.-completé
-¿Por qué lo odias tanto?
-No lo odio, solo me da urticaria
-Sí supieras...- susurró mi amiga para sus adentros
-¿Qué dices?
-Nada- se fue
-Estás loca... ¿ Aló?- dije contestando mi celular
-Hasta donde yo sabía Claudio era nombre de chico ¿o no?- dijo Claudio
-Hola, no te lo decía a ti sino a mi amiga- respondí riendo
-Ok, hola ¿qué tal?
-Bien, ¿a qué se debe el honor de tu llamada?
-Pues quería saber si querías ir a pasear, no sé...
-Bueno si, eso creo. ¿A dónde?- una corriente me recorrió
-Pues a donde tú quieras
-Bueno, creo que sé a donde. Aquí cerca ahí un campo muy grande, al borde de la carretera. La parte más alta de la ciudad, se ve el lugar completo pero no es exactamente un mirador.
-Genial, paso por ti en una hora
-Ok, te espero
-Adiós
-Adiós

Salté por todo mi cuarto como una desquiciada.

-¡Magnifico!- di un último brinco- No, y ¿ahora que me pongo? Por Dios ¡no! ¿Qué hago?

Saqué toda la ropa que había en mi armario y me la probé todita hasta la última media. Finalmente me decidí por unos jeans, unos botines negros, un polo negro, una chompa roja de hilo y una bufanda, hacia mucho frío. Fui a bañarme y justo en el segundo en el que estuve lista el timbre sonó. Escuché a mi mamá abrir la puerta y a Claudio entrar. Bajé tan rápido como pude. Como siempre traía una chalina y una chaqueta, empezaba a odiar no poder verle la cara de verdad.

-Hola
-Hola, te ves muy bien- halagó con una amplia sonrisa
-Gracias, no puedo decir lo mismo ya que no te veo bien con lo que traes- le refuté en tono amigable tapando mi ligera amargura- Bueno mamá, ya venimos ¿Vamos?-le tendí la mano
-Sí, claro- respondió recibiéndola
Mi madre nos miró, y de inmediato me soltó:
-No demoren ¿si?
-Claro que no- intenté suavizar el ambiente
-La quiero antes de las 10- se refirió a Claudio
-Claro, hasta luego señora
-Adiós mamá…
-Adiós- dijo finalmente mi mamá

Tan pronto como atravesamos el umbral y cerré la puerta empezamos a reír.

-Nunca me había sentido tan amenazado por alguien, sentí como si me fuera a sacar los ojos-admitió entre risas
-Lo sé- reí aún más fuerte

La camioneta que nos esperaba era muy grande, parecía propia de una súper estrella. Subimos y le indiqué al chofer donde era, la camioneta se puso en marcha, y la conversación también. Luego de un rato llegamos; nos sentamos en una de las avejentadas bancas que aún había allí. El lugar no había cambiado mucho, seguía siendo tranquilo, pues la carretera que pasaba por allí no era muy transitada. Para mí ese era el lugar más especial de todos.

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